Una opción diésel adecuada y necesaria
A estas alturas de la película, ha quedado bastante claro que la apuesta lanzada por Renault hace tres años con la presentación del . Las ventas del “crossover urbano” de la marca francesa -y también las de sus competidores, todo sea dicho- han demostrado la gran aceptación de este tipo de vehículos en nuestro mercado. Ya sea como vehículo principal para familias jóvenes, o como opción secundaria para quienes sufren los inconvenientes de un vehículo grande en el día a día, lo cierto es que el Renault Captur ha calado entre el gran público.
Y lo ha hecho con buenos argumentos; más aún cuando lo comparamos con el utilitario del que deriva. Puede que, por diseño y dinamismo, el Clio atraiga más atención entre el público masculino y la soltería en general; pero quienes no se dejan -o no pueden dejarse- llevar por el corazón, sin duda valoran adecuadamente la mayor habitabilidad, modularidad y capacidad de carga del Captur.
Posiblemente, la mayor limitación del Captur durante su primera etapa en el mercado se hallaba en su oferta de motorizaciones diésel, que sólo ofrecía el voluntarioso aunque algo corto en prestaciones 1.5 dCi de 90 CV. Por fortuna, hace unos meses Renault puso remedio a aquella carencia con la introducción del Energy 1.5 dCi de 110 CV, fundamental sin duda para jugar en igualdad de condiciones frente a su numerosa competencia (léase Nissan Juke, Peugeot 2008, Mazda CX-3, Citroën C4 Cactus, Fiat 500 X, Opel Mokka, Suzuki Vitara y SsangYong Tivoli).
En coches.net ya os lo hemos contado todo sobre el Renault Captur: lo descubrimos en el Salón de Ginebra 2013, lo condujimos en su presentación dinámica a la prensa internacional, le dedicamos una y después lo volvimos a probar con el mismo motor 1.5 dCi de 90 CV pero asociado la caja automática EDC. Así pues, en vez de dar otro paseo más por todas las características del Captur, en esta ocasión nos centraremos en comprobar qué aporta el motor diésel de 110 CV a la dinámica del conjunto, y si merece la pena invertir en esta alternativa de mayor potencia.
Mejores prestaciones con los mismos consumos
Tampoco es que este propulsor diésel sea un desconocido. Con las oportunas adaptaciones a cada modelo y en diferentes potencias, el dCi con bloque de 1.461 cc y 4 cilindros diseñado por Renault se esconde bajo el capó de automóviles tan dispares como los Dacia Logan y Sandero, los Nissan Juke, Pulsar y Qashqai, los Renault Clio, Mégane y Kadjar y, como muchos ya sabéis, las versiones básicas de los Mercedes-Benz Clase A y Clase B.
Además de la obvia diferencia de 20 CV a su favor, el modelo de 110 CV aventaja al de 90 CV en la entrega de par, presentando un máximo de 260 Nm (40 Nm más) desde 1.750 rpm. También mejoran como es lógico las cifras de aceleración, que rebaja el 0-100 km/h hasta los 11,4 segundos (1,7 s más rápido que el motor de 90 CV), así como la velocidad punta, que alcanza los 182 km/h (11 km/h más veloz).
Otra buena noticia es que el aumento de prestaciones apenas perjudica a los consumos homologados. El consumo en ciclo mixto se mantiene intacto, con 3,7 l/100 km, mientras que el tanto el urbano como el extraurbano sólo penalizan en 0,1 litros (4,0 y 3,6 respectivamente). Contribuye a este efecto la compañía de una caja de cambios manual de 6 velocidades (en vez de 5 como la que lleva el motor de 90 CV) que permite alargar las relaciones para contener el gasto de gasóleo. Las emisiones contaminantes siguen siendo especialmente bajas, con una cifra homologada de 95 gramos de CO2 por cada 100 kilómetros recorridos.
El diésel de 110 CV se caracteriza por mostrar una buena respuesta en la franja intermedia de revoluciones, con un empuje constante y lineal desde la llegada a la zona de par máximo, que como dije antes se inicia a las 1.750 revoluciones por minuto. Por debajo de este umbral su respuesta es algo pobre, demostrándose una vez más las habituales carencias de estos propulsores de escasa cilindrada.
Por fortuna, el hecho de contar con una relación extra en la caja de cambios manual (la automática EDC no está disponible ni como opción con este motor) permite sacar partido de rango útil del motor, evitando con mayor facilidad su carencia de bajos. Me ha gustado el buen escalonamiento de todas las marchas, sin grandes saltos entre ninguna de ellas y con una sexta bien afinada para rodar en autopista con poco gasto y poco ruido mecánico.
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El consumo medio obtenido durante esta prueba fue de 6,1 litros por cada 100 km, claramente por encima de las poco indicativas cifras de homologación; aunque debo aclarar que, como siempre, nuestros recorridos reparten tramos de ciudad, carretera y autopista de manera equitativa. Si vamos a viajar habitualmente por vías rápidas, el consumo real puede quedarse alrededor de los 5 litros a velocidades legales.
Este Captur sí se atreve a salir de la ciudad
A mi modo de ver, la mayor virtud de este diésel de 110 CV es que convierte al Captur en un automóvil más completo y preparado para desenvolverse en toda clase de situaciones con plena garantía. Dado que el pequeño crossover francés ya es de por sí un automóvil orientado al confort, estas mayores reservas de potencia y par lo hacen apto para largos viajes en familia: la versión diésel más potente del Captur no tiene problema alguno a la hora de superar largos repechos, ni siquiera a plena carga.
De todas formas, la ganancia en rendimiento mecánico no se ve acompañada de modificaciones en el chasis, con lo que el comportamiento en zonas viradas continúa siendo el mismo. En estas situaciones se hace notar el carácter subvirador del vehículo, acentuado por una suspensiones de ajuste blando, de manera que los cambios rápidos de dirección inclinan la carrocería con cierta claridad. Tampoco ayuda una dirección más bien lenta, que reduce aún más la agilidad del conjunto e invita a practicar una conducción pausada.
Si decidimos hacerlo de este modo, disfrutaremos de la otra cara de la moneda. El comportamiento en autopista es sorprendente para un vehículo de sus dimensiones, con unos niveles de confort y silencio de marcha que sitúan al Captur entre los mejores de su segmento en este apartado. El ajuste suave de las suspensiones también ayuda a circular por pistas de tierra, filtrando muy bien las irregularidades del terrenos. La mayor altura al suelo respecto de otros turismos convencionales colabora además para circular fuera del asfalto, sin temor a dañar los bajos del vehículo. Pero no olvidemos que el Captur carece de tracción a las cuatro ruedas (ni siquiera como opción), como tampoco presenta sistemas de ajuste electrónico de control de tracción como sí lo hace, por ejemplo, el Peugeot 2008 y su Grip Control.
La diferencia de precio, otro factor a tener en cuenta
Ya ha quedado claro -y no es ninguna sorpresa- que, respecto del Captur diésel de 90 CV la variante de 110 CV es preferible por prestaciones, no sólo por el propio motor sino también por contar con una caja de 6 velocidades. ¿Pero compensará la diferencia de precio?
… Pues depende, porque el Energy dCi 110 no está disponible con el acabado básico, llamado Life. Para poder elegir entre ambos motores, debemos saltarnos también el acabado Intens hasta subir al nivel Zen -una experiencia algo menos mística de lo que suena-. Aquí sí podemos comparar precios (con 500 euros de descuento de marca en ambos casos): el Renault Captur Zen Energy dCi 90 cuesta 19.750, mientras que el dCi 110 sube a 20.550 euros. Para mí, estos 800 € de diferencia merecen la pena.
Además, el acabado Zen trae un abundante equipamiento de serie, que incluye arranque sin llave, climatizador automático, sensores de luces y lluvia, retrovisores térmicos y eléctricos, faros antiniebla con función de giro, volante de cuero y equipo de audio con pantalla de 7”, navegador, USB y Bluetooth. Éste es el nivel al que corresponde el Captur que véis en las fotografías, que trae consigo algunos extras sobre el equipamiento de serie: techo pintado en negro (200 €) con bandas de diseño Manhattan (300 €), pack de tema interior Manhattan (con decoración específica para el volante y las tapicerías desenfundables, 100 €), sistema multimedia R-Link Evolution (590 €), pack Visibilidad (radar con cámara de visión trasera y retrovisores abatibles, 300 €) y rueda de repuesto de emergencia (80 €). En total, 22.120 euros.
Como os dije al principio, en esta prueba nos hemos enfocado en comprobar el rendimiento de esta variante mecánica y averiguar si se trata de una opción tan atractiva como parecía a priori. Si queréis conocer todos los detalles del Renault Captur, no os perdáis la completa que le dedicó nuestro director editorial Joan Dalmau.
Me gustaría una prueba con el motor 1.2 TCe 120 CV EDC. A ver si os animáis. Gracias