Un bonito regalo de cumpleaños
Aston Martin celebra este año su centenario y para darle el relieve que tal acontecimiento merece, ha creado un apasionante concept car que presentó en las 24 Horas de Nürburgring en manos del presidente de la compañía, Ulrich Bez y acompañado del DBR1 que ganó las 24 Horas de Le Mans en 1959 conducido por Stirling Moss.
El coche es un biplaza abierto sin parabrisas y con un amplio separador central que divide en dos partes el habitáculo. Tiene una línea fluyente, sin aristas y unas grandes aperturas laterales en las puertas que se elevan en guillotina para permitir el acceso al interior del coche.
El frontal, según la marca, adelanta la estética de los futuros modelos de Aston Martin de serie. No existe en este caso una parrilla trazada dentro de los límites de la carrocería sino que es esta última la que define la propia parrilla. Al parecer esta nueva fórmula de parrilla definida por la carrocería, se utilizará en los futuros modelos de la marca aunque con la posibilidad, para dar un toque de lujo en los modelos que lo necesiten (el Rapide, pongamos por caso), la marca ha previsto un marco interno para resaltar las formas de ese frontal. Lo que ya no es seguro que se mantenga son los pilares horizontales de los extremos. Y menos, por supuesto, en amarillo. Los faros, por cierto, son de LED, otro elemento que se incorporará progresivamente a los Aston de serie.
La trasera también queda definida por la forma de la carrocería. Ésta se ha realizado en fibra de carbono, un material que Aston Martin está utilizando cada vez más (la carrocería del Vanquish recurre también a ella), lo que ha permitido dejar algunas partes sin pintar para contrastar con el British Racing Green de las partes pintadas.
Como en toda barqueta (más que un speedster el coche es casi una barqueta), se potencia el diseño de los arcos de seguridad situados tras los asientos, en este caso con una notable caída hacia atrás y un color negro con marco amarillo.
El habitáculo es minimalista pero lujoso y mezcla elementos de coches de competición con otros de superdeportivo de lujo. Un ejemplo de los primeros es la instrumentación, con una pantalla digital que Aston Martín prevé incorporar en sus futuros modelos en sustitución de las clásicas instrumentaciones analógicas con indicadores de agujas.
La consola central es también muy racing, con los cuatro botones del cambio dispuestos horizontalmente (no hay palanca porque las marchas se manejan mediante levas tras el volante) y numerosos interruptores situados justo debajo. La llave de contacto se inserta en la parte superior de la consola y obliga a dar un cuarto de giro para poner el motor en marcha.
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El habitáculo está concebido como el de un coche de competición, sin apenas recubrimientos, sin equipos de audio o de climatización, con estructura de fibra de carbono y un volante sin airbag y con la parte inferior achatada tapizado en Alcantara.
Los toques de lujo en este contexto los aportan los asientos, unos magníficos baquets forrados en cuero y Alcantara y dotados de arneses mientras que el toque nostálgico lo ponen los tiradores de cuero que se utilizan para abrir y cerrar las puertas y para asegurar algunos objetos sobre el túnel central.
Mecánicamente, el coche esconde, bajo su carrocería de fibra de carbono, el chasis VH de aluminio que la marca emplea en todos sus superdeportivos. El motor también es uno de los propulsores habituales de la casa, en este caso el V12 de seis litros al que Aston Martin afirma haber aumentado la potencia aunque sin especificar cuanto. Recordemos que este motor rinde 573 CV en el Vanquish.
El contenido peso el coche (1.200 kilos por 1.740 del Vanquish) le proporciona unas prestaciones teóricas espectaculares, con un 0 a 100 en 4 segundos y una punta limitada a 290 km/h. electrónicamente. La caja de cambios de seis velocidades es una caja manual robotizada.
Aston no planea fabricar este coche en una serie corta como hizo con el One77 pero nunca es descartable si hay demanda y algunos caprichosos se ponen pesados. En cualquier caso, el coche es una belleza inspirada en los cánones clásicos del DBR1, el único Aston que fue capaz de ganar en Le Mans. Para los más jóvenes o los que no recordéis que pinta tenía el DBR1, os dejo una imagen justo aquí debajo.
Igual estos Nissan GT-R, llevan algo de oxido nitrico escondido, y nadie lo sabe, ostia a si igual hacen de 0-100 en 1.5 segundos.