Un descapotable para disfrutar del sol y el viento
Opel ha vuelto al segmento de los descapotables que había abandonado desde que, tras el lanzamiento del Astra de nueva generación, había descatalogado su anterior Astra Cabrio de capota dura plegable. Para aquél coche, la marca alemana había seguido el camino de los CC abierto por Peugeot primero con el 206 y luego con el 307 y posteriores (207 CC, 308 CC) y seguido por otras marcas generalistas (Renault Mégane CC, Ford Focus CC, Volkswagen Eos) e incluso por las firmas de prestigio (BMW Serie 3 -el nuevo Serie 4 mantiene la capota dura- Lexus IS o el ya desaparecido Volvo C70). Ahora, sin embargo, Opel vuelve a la vieja receta de la capota de lona, más elegante y más barata, tanto de precio como, esencialmente, de desarrollo.
Este tipo de capota se ha mantenido además en otros descapotables derivados de coches compactos como el Volkswagen Golf, el Audi A3 o el BMW Serie 1, coches que por sus características "físicas" han priorizado conservar una carrocería corta que recurrir a un techo duro retráctil.
Y es que la capota de lona tiene ventajas e inconvenientes respecto a los techos duros. Los cabrios con techo de lona suelen ser más elegantes, tanto abiertos como cerrados y con una parte trasera mejor lograda ya que no deben generar en ella espacio para un techo de grandes dimensiones. Este es el principal inconveniente de coches como el 308 o el Mégane, que deben ofrecer carrocerías muy largas y tienen unas plazas traseras estrechas. Opel, por su parte, también apuesta por un coche largo (mide casi 4,70 metros) pero lo hace de forma consciente, para generar un descapotable de cuatro plazas reales.
Por lo demás, las capotas de lona son más ligeras y más estancas (que se lo pregunten a Ford, que debió retrasar el lanzamiento del Focus CC por problemas de estanqueidad), afectan menos al maletero y obligan a cortar el coche por menos sitios lo que redunda en una mayor rigidez. También tienen sus inconvenientes, eso sí. De entrada, necesitan un mantenimiento más cuidadoso, envejecen peor y hacen más ruido, por muy acolchadas que estén.
La capota de este nuevo Opel Cabrio es ejemplar como capota de lona pese a su notable tamaño. Debéis saber que puede combinarse con el color de la carrocería, ya que puede elegirse en el tradicional color negro o en otros dos colores, un beige o el tono color berenjena de nuestra unidad (pagando 406 euros, eso sí).
Plegado y desplegado eléctrico en 17 segundos
La capota se pliega y se despliega en 17 segundos y puede plegarse y desplegarse en marcha hasta una velocidad máxima de 50 km/h. Esta posibilidad no es baladí ya que permite, por ejemplo, empezar a cerrarla ante un chaparrón inesperado o, en caso de estar parados en un semáforo, terminar de realizar la acción de apertura o cierre en marcha cuando el semáforo se pone en verde. Por cierto que tanto la apertura como el cierre pueden accionarse a distancia mediante el mando de la llave.
Opel ofrece, además, un aislante más grueso para la capota. Cuesta 302 euros y es uno de los dos opcionales relacionados con su condición de descapotable. El otro es un deflector anti-remolinos que se coloca detrás de los asientos delanteros cuando no se utilizan los traseros (entre otras cosas porque los inutiliza) y que cuesta otros 302 euros.
El habitáculo tiene los inconvenientes habituales, sobre todo en la parte trasera, de los descapotables de cuatro plazas aunque, la verdad sea dicha, éste es uno de los más habitables y más cómodos que hemos probado para los habitualmente sufridos pasajeros traseros. El problema de los descapotables es que, para los que van detrás, cerrados son claustrofóbicos y abiertos parecen una secadora. La protección del parabrisas se pierde detrás de manera que, para circular descapotados, sobre todo en autopista, es mejor usarlo como un biplaza. Para disfrutar de las plazas traseras, se recomienda hacerlo en cualquier paseo marítimo o en carreteritas de segundo orden y sin aceleraciones fuertes.
El acceso a bordo resulta sencillo, especialmente si elegimos la opción de asientos eléctricos (676 euros). En este caso, y como sucedía en nuestra unidad de pruebas, al elevar una palanca en los asientos delanteros, éstos se van hacia delante despejando un notable hueco de acceso. Una vez sentados y al devolver el respaldo a su sitio, el aseintos se retrasa hasta recuperar su posición inicial.
Las plazas traseras (dos) son amplias aunque, como siempre en los descapotables, los respaldos de los asientos son muy verticales. Esos respaldos, por cierto, pueden abatirse hacia delante para ofrecer la posibilidad de meter objetos largos en el maletero.
Y ya que hablamos de maletero, vamos con él. Con la capota puesta, la capacidad es de 380 litros, lo que no está nada mal. Para replegar la capota deberemos colocar en su posición una mampara separadora situada dentro del propio maletero. Entonces perderemos 100 litros de capacidad pero, por debajo de la mampara, conservamos la posibilidad de deslizar maletas tipo avión sin problemas.
Si en lugar de sentarnos detrás lo hacemos delante, el coche nos acerca el cinturón de seguridad y nos ofrece unos asientos que, como siempre en Opel, son perfectos, tanto por sujeción como en el apartado de confort. Eso sí, tanto la tapicería de cuero como los reglajes eléctricos hay que pagarlos aparte. Tapicerías de cuero tenemos dos, facturadas a 1.300 o 2.859 euros, en este último caso, tras elegir los asientos deportivos y dotarlos de calefacción.
Para los frioleros que, sin embargo, gustan de viajar siempre descapotados, el volante también es calefactable en opción (962 euros en el pack Drive Assist que incluye además la alerta de cambio involuntario de carril, los faros con haz inteligente, el sistema de mantenimiento de distancia con el coche precedente vinculado al control de crucero y el reconocimiento de señales de tráfico).
Por lo que respecta al diseño del salpicadero, nada que no sepamos ya que el coche deriva directamente de la gama Astra. La calidad es notable, los materiales son en este caso de mucha calidad, con cuero opcional en el salpicadero y la consola central sigue la antigua filosofía Opel de un botón para cada función. Y digo antigua porque el nuevo Insignia dispone ya de un interface monomando para controlarlo todo. Aquí no, aquí sigue habiendo botones a mansalva y más en nuestra unidad, que llevaba todo lo llevable a nivel de equipamiento.
Entre otras cosas ya mencionadas (tapicería de cuero con asientos eléctricos, por ejemplo), nuestra unidad disponía, entre otras cosas, de navegador, sistema de aparcamiento automático, cámara de visión trasera con sensores de párking, faros bi-xenón adaptativos, el mencionado paquete Drive Assist, la suspensión adaptativa Flex Ride, que endurece el tarado de los amortiguadores en el modo Sport y los ablanda en el modo Tour y llantas de aleación de 19 pulgadas (las hay incluso opcionales de 20). Con todo ello, el coche se iba de los 34.300 euros de tarifa a unos tremendos 46.181, una cifra elevadísima para un modelo generalista de 165 CV, por más equipado y descapotable que sea.
Circulando descapotados, la interferencia del aire es poca y nos permite disfrutar de la conducción a cielo abierto sin despeinarnos en exceso y comunicarnos con el acompañante sin pegar gritos. En marcha, este Cabrio con motor diésel y caja automática de seis relaciones es un coche de paseo.
El motor emite un suave ronroneo y demuestra una considerable elasticidad pero no es un tiro, ni mucho menos. Es un motor tranquilo al que el cambio domestica todavía más. Éste es lento pero suave y es mejor dejarlo en modo automático ya que, por un lado no tiene levas al volante, lo que dificulta su empleo en modo manual y, por otra, está muy bien educado y retiene bien en las bajadas y cambia las marchas necesarias cuando aceleramos a fondo de manera que encaja perfectamente en la filosofía tranquila y de coche de paseo de este Opel.
Además, dinámicamente no es un coche deportivo. Tiene un botón Sport que endurece la suspensión, el tacto de dirección y el rendimiento de motor y cambio pero no es un coche con el que disfrutar en una carretera revirada intentando dar guerra a un GTi, por ejemplo. En ese tipo de ejercicios se encuentra incómodo por tamaño, por la falta de rigidez propia de los cabrios, bastante acusada en este caso al ser un coche largo y de cuatro plazas y, y por unos frenos que se cansan más deprisa de lo que sería aconsejable. Eso sí, el consumo es aquilatado –se pueden sacar medias de poco más de seis litros si no abusamos del gas- y el comportamiento es preciso y estable, con una tendencia al subviraje acusada pero fácilmente corregible.
Así pues, éste es un coche para hacer turismo. Admite a cuatro pasajeros cómodamente sentados, lo que no es muy habitual en este tipo de modelos, tiene un maletero de hasta 380 litros que pierde cien de ellos al descapotar el coche pero que sigue siendo válido para meter tres o cuatro maletas pequeñas y tiene un precio de acuerdo con la competencia y con la exclusividad de todo descapotable. El problema es que los Cabrio, que ya son caros de por sí, se convierten en casi inasequibles si les cargamos de opciones, como sucede con nuestro Opel.
Es, por tanto, y precio al margen, una de las mejores opciones de un segmento en el que, con su capota de lona y su elegante línea, quizás esté estableciendo el nuevo camino a seguir.
Tengo un opel cascada y queria contactar con gente que tenga este vehiculo.
#67 hola,tengo un opel cascada,el 2.0 cdti manual de 165 cv y creo que tengo un problema con el.al ir en marcha y embragar noto que las revoluciones no bajan hasta abajo,si no que se quedan paradas.si cambio a 2500 vueltas las revoluciones bajan hasta las 2000,si cambio a las 2000 paran a 1500 y cambio a 3500 bajan a 2500.en todos los casos si continuo pisando el embrague tras unos 5 segundos ya baja hasta el final.hoy he dejado el coche en opel palma en valencia y me acaban de llamar para decirme que eso sera normsl,que no sale ningun fallo y que SUPONEN que sera asi.yo no lo tengo tan claro y me gustaria saber si le pasa a mas gente