Hyundai Tucson 1.6 TGDI: Un paso al frente

El Hyundai Tucson, el modelo más vendido de la marca en Europa, se actualiza con nuevos motores diesel, ligeros toques de diseño y mayor equipamiento en confort y en sistemas de seguridad, para seguir siendo una de las referencias del segmento. La gama de motores la componen dos propulsores de gasolina y tres diesel, uno de ellos con hibridación suave. La unidad que hoy probamos dispone del motor de gasolina 1.6 de 177 cv, con cambio automático de siete marchas y tracción total.

El Tucson es uno de los modelos más exitosos de la firma coreana, con más de 400.000 unidades vendidas en Europa desde su lanzamiento en 2015, y uno de los top entre los SUV del segmento C. La gama de motores se renueva con la llegada de los propulsores diesel 1.6 de 115 y 136 cv, que sustituyen a los 1.7 anteriores, y se mantiene el 2.0 de 184 cv, pero con un nuevo sistema de hibridación suave. Entre los gasolina están disponibles el 1.6 de 132 cv con cambio manual de seis marchas y tracción delantera y el 1.6 turbo de 177 cv con cambio manual o automático y tracción delantera o total.

Las novedades estéticas no son radicales aunque le dan una imagen más moderna y más acorde con la competencia, pero manteniendo las mismas dimensiones que su antecesor con 4,48 metros de largo, 1.85 de ancho 1,64 de alto y una batalla 2,67 metros. El frontal recibe faros Full LED, una nueva parilla en cascada, un paragolpes de nuevo diseño mas elevado y un nuevo protector de bajos. En la zaga, la forma de los pilotos Led varia ligeramente, incorpora una nueva luz de freno, un paragolpes rediseñado y una doble salida de escape totalmente nueva. Las llantas estrenan diseño y van desde las 16” hasta las 19” según el acabado. Puede elegirse hasta 11 colores distintos de carrocería con tres variantes completamente nuevas.

En el interior, los cambios más destacables se encuentran en el nuevo salpicadero con material de tacto blando y detalles en piel, en la ubicación de la pantalla de 8” del sistema multimedia que deja de estar integrada para pasar a estar “flotando” sobre el salpicadero a una altura muy adecuada y en las nuevas salidas de la climatización. El cuadro de instrumentos no varía y mantiene las dos esferas analógicas y una pantalla digital para el ordenador de abordo -ya visto en el anterior modelo- y lo mismo ocurre con el volante, que acoge los mandos del equipo de audio y del control de crucero.

El acabado Style de nuestra unidad incluye sistema de navegación con pantalla táctil de 8”, conectividad Android Auto & Apple CarPlay -novedad respecto al Tucson 2015- y cámara de visión trasera de 360º, aunque no ofrece una gran definición. La consola central dispone de dos huecos porta bebidas, conexión USB, AUX, dos tomas de 12V y cargador inalámbrico para el móvil. La guantera es refrigerada y el apoyabrazos central también dispone de un espacio considerable para objetos.

Las cotas interiores no cambian respecto a su predecesor y, por tanto, sigue ofreciendo un buen espacio para los ocupantes. En este acabado los asientos son de cuero con ajuste eléctrico y lumbar para el conductor, calefactables y ventilados. Los respaldos de los asientos traseros son reclinables y las plazas tienen cotas en altura al techo y, sobre todo, en distancia de las piernas al asiento delantero, que lo sitúan por delante de rivales como el Nissan Qashqai, Renault Kadjar o el Seat Ateca.

En el acabado de nuestra unidad y en el Tecno, las plazas traseras también son calefactables. Como es habitual, la central es algo más incómoda que las laterales -con un respaldo más duro que esconde un apoyabrazos- pero es bastante más aprovechable que en otros vehículos. El túnel de transmisión no molesta en exceso y en las salidas de climatización ahora dispone de conexión USB.

Y si las plazas traseras son importantes en un coche de estas características, el maletero no lo es menos y el Tucson ofrece un buen espacio. El portón tiene apertura eléctrica, el borde de carga es bajo y las formas son bastante regulares. Tiene una capacidad de 513 litros, que se reduce hasta los 488 si llevamos una rueda de recambio de tamaño normal en lugar del kit de reparación de pinchazos.

Dispone de una toma de 12 V, ganchos para fijar la carga y aunque con los respaldos abatidos el piso no queda totalmente plano, se consigue una capacidad de 1.503 litros. La bandeja cubre equipajes se puede colocar en una posición más retrasada para poder reclinar los asientos y, si no deseamos usarla, la podemos dejar en la base del maletero.

Los dos nuevos motores diesel 1.6 están disponibles con cambio manual de seis relaciones para la versión de 115 cv, y manual o automático de siete marchas para el de 136 cv. En ambos casos con tracción delantera.

Siguiendo con los motores diesel, el 2.0 de 185 CV, ahora incorpora tecnología micro híbrida apoyado por un motor eléctrico de 48 Voltios y una nueva caja de cambios automática de 8 relaciones. Según la marca, este sistema aporta 16 cv de potencia adicional en ciertas fases de conducción y reduce el consumo medio de hasta un 7%.Durante estos primeros meses de 2019, la tecnología micro-hibrida estará presente también en el motor diesel 1.6 de 136 CV.

Pero el protagonista de esta prueba es el Tucson con el motor 1.6 gasolina de 177 cv así que nos centramos en él. No se puede decir que tenga una respuesta espectacular, pero sí es más que suficiente para moverse con soltura, tener respuesta cuando la necesitamos y mantener un buen ritmo en carreteras rápidas o algo más viradas. Cerca de las 2.000 revoluciones, el motor acelera de un modo constante en busca de las 5.500 vueltas, que es cuando da lo mejor si, a pesar de que se estira hasta las 6.500, momento en el que el cambio sube una marcha más automáticamente aunque no lo deseemos.

La forma en que entrega la potencia y la suavidad del cambio, logran una sensación de suavidad y facilidad de conducción muy agradable, también gracias a la baja sonoridad del conjunto. Dispone de un modo de conducción Sport con el que la respuesta al acelerador es más inmediata y la gestión del cambio más viva pero, aunque parezca un contrasentido, en este modo -que sobre el papel debería ser ideal para zonas viradas- nos gustó menos debido a que realiza cambios y reducciones innecesarias que resultan incómodas a la conducción.

Con la tracción total y la ayuda de los controles, el Tucson se desenvuelve bien en zonas viradas aunque las condiciones sean adversas. No es un coche rápido de reacciones ni tiene un tacto deportivo, pero se muestra estable y transmite sensación de seguridad. Buena parte de ello se debe al nuevo sistema de tracción total HTRAC, que dependiendo de la adherencia, reparte el par entre ambos ejes a través del diferencial y entre las dos ruedas de un mismo eje a través de los frenos.

En condiciones normales envía el 100% del par al tren delantero, aunque si se necesita puede asegurar un reparto del 50/50 entre ambos ejes. El tarado de la suspensión es algo más firme y, eso, junto a una dirección con mejor tacto que en la anterior versión, le permite desenvolverse mejor en zonas viradas y que los balanceos de sus 1.668 kg, no sean tan notables como en algunos modelos de la competencia. Pero, ojo! no nos hubiera importado nada que hubiera tenido un tarado un poco más duro…

Donde quizá más nos ha gustado el Tucson ha sido a la hora de circular por carreteras rápidas. Ahí, ofrece un gran aplomo, una buena estabilidad y una suavidad de marcha que hacen que sea muy agradable conducirlo y viajar con él.

Uno de los apartados mejorados en el Tucson es el equipamiento en seguridad y ahora, en el acabado Style, dispone de serie de control de crucero inteligente con función de parada y arranque, sistema de frenada de emergencia, aviso de tráfico trasero, cambio involuntario de carril, detector de fatiga del conductor, reconocimiento de señales, luz de cruce automática, y cámara de aparcamiento de 360º. El equipamiento es cerrado y tan sólo queda como opción la piuntura metalizada que tiene un coste de 525 €.

No es un TT desde luego, pero es un tracción total, tiene bloqueo del diferencial central y control de descenso, así que pensamos que era una buena idea probarlo por pistas. Ni la altura libre al suelo ni los ángulos son los de un todo terreno y, desde luego, las llantas de 19” tampoco ayudan mucho, pero con todo, el Tucson se desenvuelve bien cuando lo sacamos del asfalto. El hecho de disponer de bloqueo del diferencial central, que reparte el par al 50% entre los dos ejes, y de control de descenso, nos permite atrevernos con alguna maniobra de franqueo y a afrontar bajadas pronunciadas sin ningún problema, algo que nos permitirá disfrutar de excursiones o pequeñas aventuras fuera del asfalto con garantías.

De vuelta al asfalto, destacar que tiene un tacto general que hace que sea muy cómodo y agradable viajar con él, un motor con suficiente respuesta en toda la gama que facilita la conduccción y un aplomo en vías rápidas como el de algunos coches de segmentos superiores. Durante la prueba, el consumo medio fue de 8,7 litros, siempre en carreteras rápidas y a velocidades legales. ¿Qué si hay cosas mejorables? Claro, siempre las hay. Sería mejor con un cambio algo más rápido reduciendo, con un tacto del pedal de frenos menos esponjoso, con una dirección un poco más rápida… Pero, en general, el Tucson nos ha gustado. Nos ha gustado más que antes.

Al Tucson le ha sentado bien esta actualización. Ha dado un paso hacia adelante en cuanto a calidad y equipamiento y ahora, en este sentido, puede “apuntar” hacia rivales que antes estaban un paso por delante. Dinámicamente nos ha gustado la suavidad de marcha su escasa sonoridad y la facilidad de conducción y quizá, nos ha faltado un poco de agilidad y una suspensión un poco más firme.

Pero en conjunto es un coche que ofrece buenas sensaciones y argumentos para seguir siendo uno de los mejores del segmento. La versión de acceso, con el motor de gasolina de 132 cv dos ruedas motrices y cambio manual, cuesta 25.415 €. La unidad probada, con motor gasolina 177 cv, tracción total, cambio automático y acabado Style, 41.965 €. En ambos casos sin contar promociones ni descuentos.