El Audi RS Q8 es el modelo RS más caro que te puedes comprar. Pero también lo vale (o no). Monta un propulsor V8 biturbo que entrega 600 CV y 800 Nm a las cuatro ruedas, hace el 0 a 100 en menos de 4 segundos y ofrece la máxima calidad que podemos encontrar en un vehículo de la firma alemana.
Hace un par de años, prácticamente cuando salió al mercado, pude probar por primera vez el Audi Q8. Por aquél entonces, hablando sinceramente, me pareció un coche sin sentido. Iba prácticamente igual que un Audi Q7 y pero tenía menos habitabilidad. Eso sí, bonito lo es un rato... (Comparativa en vídeo Audi Q7 vs Audi Q8)
Pues bien, hoy vamos a darle una segunda oportunidad, pero con algo más "chicha"...
Con un precio de partida de 160.470 euros es casi 20.000 euros más caro que el Audi RS6 que probó mi compañero Gerard Farré hace unos días (Prueba en vídeo del Audi RS6). Todo ello sin contar con la inconmensurable cantidad de extras que se le pueden añadir. Por ejemplo, esta unidad que nos ha cedido Audi España está configurada con algunos elementos opcionales como las llantas de 23 pulgadas, el paquete negro brillante, los parachoques en el mismo color que la carrocería, el revestimiento interior de alcántara en negro o las cortinillas traseras, que son sólo algunos de los extras equipados y que en total suman casi 17.000 euros en opcionales.
El precio final del modelo que podéis ver en imágenes asciende hasta los 177.282 euros, pero esa cifra puede subir hasta los 200.000 €, o incluso más, si lo queremos ultra-equipado.
El propulsor es un bloque V8, de 4.0 litros de cilindrada, con dos turbos, capaz de entregar 600 CV y 800 Nm de par. Va asociado a un cambio automático Tiptronic por convertidor de par de 8 relaciones y a la tracción Quattro. Además, cuenta con eje trasero direccional. Según sus ficha, es capaz de catapultar al RS Q8 de 0 a 100 km/h en apenas 3,8 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h limitada. Y suena como los ángeles.
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En cuanto a medidas, es prácticamente igual que un Q8 normal. Eso sí, es ligeramente más largo, por los paragolpes más prominentes, es 1 cm más ancho y también 1 cm más bajo. En ambos casos la distancia entre ejes es la misma. Donde también hay variación es en el ancho de vías. Obviamente, con las del RS Q8 más hacia fuera para mejorar la estabilidad.
Estéticamente puede reconocerse por las llantas exclusivas de 22 o 23 pulgadas en opción, como en este caso, por los faldones laterales, el alerón de techo para mejorar la aerodinámica, un nuevo diseño de paragolpes trasero, con mucho negro piano para rayarlo y ensuciarlo bien, un gran difusor, que no es un difusor, y dos embellecedores de escape ovalados que esconden en su interior otras dos salidas de escape cada uno.
Los faros delanteros son LED de serie, pero también podemos montar los Matrix HD que mejoran muchísimo la visibilidad. Además, junto con los pilotos traseros, también LED, cada vez que abrimos o cerramos el coche se nos presenta una simpática animación.
En el interior tampoco hay muchos cambios respecto al modelo de serie. Pero hay detallitos: por ejemplo, el acabado en piel Vernasca marrón es de serie. Como también son de serie los asientos de corte deportivo. Como curiosidad, a la hora de configurar el coche, Audi ofrece la posibilidad de instalar los asientos estándar de un Q8. Por si queremos algo más confort.
Los umbrales de las puertas nos recuerdan que estamos subiendo a un vehículo de alto rendimiento, como también los pedales de aluminio que nos proponen o los logotipos RS en los respaldos de los asientos.
El volante es completamente redondo, tiene un buen tacto y agarre, y un botón para acceder a los modos RS que previamente hayamos configurado al gusto. A los que os gusten los volantes achatados debéis saber que en opción también podéis montarlo.
El cuadro de instrumentos digital también ofrece nuevas opciones de visualización en función del modo de conducción elegido. Cambian los grafismos del Head Up Display… que también es opcional y cuesta casi 2.000 euros.
Por lo demás todo es prácticamente igual. Las dos pantallas del sistema de infoentretenimiento, con alguna pantalla extra con rendimiento deportivo, pero con todas las funcionalidades que habíamos visto hasta la fecha: navegación, audio, conectividad Apple CarPlay y Android Auto, ordenador de a bordo, conectividad en línea… y un montón de cosas más. Unas pantallas que son muy vistosas pero que obligan a desviar muchísimo la vista para realizar cualquier acción. Aquí se echa en falta aquél fantástico dial giratorio de otros modelos de Audi.
¿Y de confort? pues excelente. Plazas muy anchas, posición de conducción un poco elevada, ajuste eléctrico de asientos y volante, y para los que os guste, asientos calefactados, ventilados y con función de masaje en opción.
El confort atrás es casi tan bueno como en las plazas delanteras y no habrá problema para encontrar una postura bien cómoda. Ofrece mucho espacio para las rodillas y aunque la altura no es tan generosa, yo que mido casi 1 metro y 90 centímetros, quepo de sobras.
En la plaza central hay un gran tunel de transmisión en el suelo que molesta un poco, pero el espacio habitable atrás es tan generoso que viajar hasta 3 personas no será ningún problema. Eso sí, el asiento central no es ni mucho menos tan cómodo como los laterales.
Y por cierto, si no os gustan los cristales oscurecidos, podéis pedir unas cortinillas eléctricas, que son igual de caras pero molan más. Además, los ocupantes traseros también gozan de su propio climatizador, un par de puertos USB para cargar dispositivos, además de una toma de 12 V.
El maletero ofrece una capacidad estándar de 605 litros, que no está nada mal. Además podemos abatir los asientos para conseguir una capacidad de hasta 1.625 litros totales. ¿Doble fondo? No. Bajo el piso sólo hay hueco para el kit reparapinchazos y para el subwoofer del equipo de música.
Vamos con lo realmente interesante...
Hay un hecho que me tiene mosqueado. Audi dice que acelera de 0 a 100 en 3,8 segundos gracias al sistema launch control, bien, teniendo en cuenta su potencia, par y tracción quattro, es comprensible, ¡pero es que pesa 2.400 kg! Esto hay que comprobarlo… Veamos.
Modo de conducción Dynamic. Control de tracción Sport. Caja de cambios en modo Sport también. Se pisa el freno con el pie izquierdo. Se acelera a fondo con el derecho. Se suelta el freno... ¡Y salimos catapultados!
¡Qué burrada! y no sólo sorprende en aceleración pura y recuperaciones, sino que el RS Q8 asombra también por un dinamismo de marcha que prácticamente uno no puede llegar a creér.
Recuerdo cuando Gerard me contaba lo bien que iba el Lamborghini Urus (Serie completa Italian Job) y yo le debatía que un SUV nunca podría estar a la altura de un turismo o una berlina deportiva, porque no me entraba en la cabeza que un coche tan grande y pesado como este pudiese ir bien en una carretera secundaria… Me equivocaba.
Lo cierto es que este RS Q8, es prácticamente un Urus vestido con traje de noche. Mientras que el italiano es un coche muy espectacular, el Audi está más recatado, y eso también mola. Porque en términos de prestaciones ambos están muy a la par. Cada uno a su manera.
Ahora bien, lo que llega a agarrar en curva es demencial. Porque correr, cualquier coche con un motor grande puede correr. Pero que semejante tanque muestre este grado de agilidad y comportamiento deportivo, es digno de estudio.
Gran culpa de ello lo tiene el sistema de tracción a las cuatro ruedas quattro, que envía el 60% de la potencia a las ruedas traseras y el 40% a las delanteras, así le otorga un plus de dinamismo a la hora de tomarse las cosas con un poco de gracia. El propio sistema puede variar el reparto en función del estilo de conducción y de las condiciones de la vía, repartiendo un máximo de un 75% a las ruedas delanteras o un 85% a las traseras en milésimas de segundo.
También viene de serie con ruedas traseras direccionales, que giran en el mismo sentido que las delanteras a altas velocidades para que el coche sea aún más preciso o en el sentido contrario cuando vamos lentos. Muy útil a la hora de callejear o para aparcar este aparato de 5 metros.
En cuanto a las sensaciones, también sorprende por lo fácil que se lleva ante una conducción "sport". La dirección es buena, precisa, incluso llega a ser bastante informativa. El coche te avisa cuando te has pasado con el gas y va a sobrevirar o puedes sentir como las ayudas se ponen en marcha cuando detectan que algo no va bien.
El tacto del freno es bueno, aunque puede llegar a fatigarse ante un uso constante debido al enorme peso del vehículo. Hay unos frenos carbocerámicos que cuestan 12.000 euros que seguro que van mejor, pero por ese precio…
Y luego está, el tema del balanceo de la carrocería. No es una tabla, ni mucho menos, es más bien cómodo. Tiene unas suspensiones firmes, pero que filtran muy bien y sobretodo aguantan la carrocería ante fuertes cambios de apoyo. En este aspecto, mi total admiración.
Pese a que el RS Q8 me ha sorprendido muchísimo en carretera, no me ha gustado tanto la gestión de este cambio por convertidor de par. En conducción normal va realmente bien, pero ante un ritmo más dinámico tarda unas décimas de segundo en hacerte caso, y eso le resta algo de deportividad. Ocurre lo mismo a la hora de reducir, donde a veces no te hace ni caso.
Os acabo de contar lo bien que va en carreteras reviradas y la sorprendente agilidad que presenta ante una conducción enérgica. Sin embargo, en vías rápidas va incluso mejor. O diferente.
Este escenario es perfecto para adoptar una conducción más relajada, con un modo comfort o efficiency donde el escape no suena tanto, la dirección va un poco más blanda, las suspensiones filtran aún mejor y los consumos no se resienten tanto…
En carretera el consumo medio estaba por encima de los 20 litros en conducción deportiva, mientras que en vías rápidas la media se acercaba a los 10 litros. Que no es poco, es verdad, pero hace lo posible por mantener consumos aceptables.
Tiene una octava marcha larga y el sistema de desconexión de cilindros, que sólo deja 4 trabajando cuando no requiere de un gran esfuerzo. También ofrece conducción a vela… así que, dentro de lo malo, tampoco está tan mal.
Podemos usar los múltiples sistemas de ayuda a la conducción que ofrece, entre ellos la conducción semi-autónoma, con mantenimiento de carril, giro del volante, regulación de velocidad y todas estas cosas que hacen que la conducción sea muy segura, pero a la vez, muy aburrida.
Por cierto, el RS Q8 tiene un pequeño sistema de micro-hibidación de 48V que le aporta 16 CV extra en fases de máxima demanda, como en las arrancada, o en fases de llaneo, donde no hace falta apenas potencia, para reducir un poco el consumo. Gracias a ello, podemos instalar la pegatina ECO de la DGT en el parabrisas delantero...
Es asombroso lo que la gente de Audi ha logrado con este modelo, que además tiene el récord de vuelta rápida en Nürburgring en sólo 7 minutos y 42 segundos. Y si allí ha ido así de rápido, por algo debe ser.
Ahora bien, con una base de 160.000 euros y unos extras que pueden hacerlo sobrepasar los 200.000 euros si lo queremos bien equipado... me hacen reflexionar seriamente si vale la pena comprar un RS Q8. Un BMW X6 M, también con 600 CV es 10.000 euros más barato, o incluso un RS6, que tiene el mismo motor, va incluso mejor, tiene casi el mismo maletero, también es más barato.
Sin ser amante de los SUVS, me rindo ante ese espectacular diseño y rendimiento dinámico. Cierto que el precio es también descomunal, pero si tuviera semejante pasta para gastar, no lo descartaría. Es un coche total. Por fin un SUV que no parece una caja de zapatos.