Jeep Cherokee 2.2 CRD Limited

La segunda generación del Jeep Cherokee, es decir, la que precede a la actual, pasó por nuestro mercado sin alcanzar el éxito comercial esperado. La apuesta de la marca americana por suavizar la imagen y las aptitudes para el campo del modelo de su gama que, sobre el papel, debía acaparar el mayor número de ventas, no cuajó entre los compradores. Así que para el desarrollo del Cherokee 2008, Jeep ha tenido muy presente su condición de mítica marca 4x4. El nuevo Cherokee ha mejorado en todo, menos en el precio. Claro con el descuento de la campaña especial, bastan 33.551 euros para hacerse con un Jeep Cherokee 2.8 CRD Limited. Mientras que el precio base de la versión con cambio automático es de 37.615 euros.

Jeep recupera en el nuevo Cherokee las líneas cuadradas y angulosas de la primera generación. Muestra una apariencia más robusta con un frontal presidido por la característica parrilla de siete aberturas verticales y unos faros de grandes dimensiones que pasan a ser cuadrados. Aunque comparando sus medidas con las del anterior modelo parece que mantiene intacta su longitud, lo cierto es que el nuevo Cherokee ha pegado un "estirón" de casi 27 centímetros. Y es que ahora, la rueda de repuesto ya no computa a efectos de longitud, pues va debajo del piso de carga y no adosada en el exterior del portón del maletero. El Cherokee se comercializa únicamente en acabado Limited, que incluye molduras y paragolpes en el mismo color que la carrocería.

Los centímetros que ha ganado la carrocería del Cherokee se dejan sentir en el interior. Sobre todo en la segunda fila de asientos y en el maletero. Las mismas formas cuadradas y angulosas del exterior se repiten en el habitáculo, configurado para poder acomodar a cinco adultos. Los asientos resultan confortables y además, disponen de calefacción para la banqueta y la zona lumbar. Es común que el pasajero que ocupe la plaza central vea condicionada la posición de las piernas por el túnel de transmisión, pero es que, en este caso, también le ocurrirá, aunque en menor medida, al acompañante, quien tendrá que colocar los pies en una posición adelantada para no toparse con la base de dicho túnel. Los paneles de las puertas delanteras son un tanto intrusitos y su asidero no permite agarrarse con comodidad salvo que el asiento se encuentre en una posición muy atrasada. Esto no tiene mayor importancia para el conductor pero sí para el acompañante, dado que su lado tampoco dispone de asa en el techo. El conductor lo que notará es que no cuenta con un reposapies para el pie izquierdo. La capacidad del maletero es de 419 litros, pero si se abaten los asientos de la segunda fila llega a 1.404 litros. Esto permite introducir objetos voluminosos, pero no sin esfuerzo, porque el plano de carga queda un poco alto. Un detalle práctico es que el piso del maletero es reversible: por un lado conforma una superficie plana con el mismo tapizado, por el otro, se convierte en una bandeja de plástico duro.

La única mecánica disponible para el Cherokee en nuestro país es la 2.8 CRD de 177 CV. Básicamente es el mismo bloque 2.8 de origen VM-Detroit Diesel que montaban las últimas unidades de su predecesor pero con un nuevo turbo de geometría variable e inyección directa por raíl común de tercera generación. El resultado es una cifra de par que pasa de 400 a 460 newton metro a 2.000 revoluciones por minuto y una potencia de 177 CV a 3.800 rpm, en lugar de los 163 CV que desarrollaba antes. En nuestra unidad de pruebas se asociaba a la transmisión automática. Una caja de cinco velocidades que permite el accionamiento manual en modo secuencial. Algo especialmente útil para aprovechar mejor la retención del motor en carreteras viradas y no tener que abusar del freno.

Su apariencia de todoterreno robusto no engaña, con el Cherokee podremos adentrarnos por casi cualquier lugar sin temor a quedarnos tirados. Y es que el sistema de tracción Selec Trac II se comporta de manera muy eficaz. Con solo cambiar la posición del pequeño mando selector situado junto a la palanca de cambios, podremos pasar de circular solo con tracción trasera (2WD) al modo 4x4 automático (4WD Auto), en cuyo caso es el propio sistema el que decide, en función de las condiciones de adherencia, el porcentaje de par que envía a cada eje. A través del mismo mando también podemos insertar la reductora (4WD Low). El nuevo Cherokee mantiene el mismo esquema de suspensión que el anterior: dobles triángulos superpuestos en el tren delantero y eje rígido en el posterior. El tarado resulta blando. Esto proporciona mayor confort, pero también más balanceos de la carrocería al circular por carreteras con curvas. Claro que los amortiguadores traseros de nuestra unidad de pruebas no se encontraban en muy buen estado, lo que hacía que la zaga rebotara en exceso, llegando a descolocarnos de la trazada elegida. Pero, insistimos en que tal reacción se debía a una deficiencia del modelo de prueba y, por tanto, no se puede hacer extensible al resto. Respecto al consumo, nuestra media fue de 11,3 litros a los 100 km.

El Cherokee Limited automático cuenta con una amplia dotación de ayudas electrónicas enfocadas a la seguridad, así que dentro de su equipamiento de serie no falta el ABS con distribución electrónica de la frenada, el ESP, el control de tracción, el control de descensos. Y por su puesto, airbag de conductor, de acompañante y laterales.

El nuevo Jeep Cherokee ha mejorado sustancialmente respecto al modelo que sustituye. Y no nos referimos a la estética, puesto que eso, al fin y al cabo es cuestión de gustos, sino al comportamiento. En carretera nos parece más ágil, estable y predecible en sus reacciones, mientras que en campo sus aptitudes vuelven a ser de todoterreno. En el interior sigue habiendo demasiado plástico duro para lo que estamos acostumbrados los europeos, máxime teniendo en cuenta que no se puede decir que el Cherokee sea barato.