El Saab 900 Turbo que hace de los aeropuertos un lugar más seguro

El Saab 900 Turbo que hace de los aeropuertos un lugar más seguro

Rebeca Álvarez

Rebeca Álvarez

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El mundo de la aviación y del automóvil tienen una estrecha relación, complementándose en numerosas ocasiones; por ejemplo, en temas de motores, el fabricante Rolls-Royce está detrás de una familia de propulsores turbofán, encargados de mover el mundo a través de algunos de los aviones comerciales más representativos.

Otro aspecto en el que también hay un gran vínculo es en aerodinámica y, por supuesto, como no podía ser de otra forma, en seguridad. Pero, ¿de qué manera puede un avión ser más seguro gracias a un coche o viceversa?

Un buen ejemplo de ello lo encontramos en la historia del Saab 900 Turbo, que además de ser un coche unicornio y muy apreciado por miles de ‘petrolheads’ a lo largo y ancho del planeta, ha tenido un papel crucial en los aeropuertos de todo el mundo.

El Saab 900 Turbo Friction Tester se utilizó durante años para garantizar la seguridad de los despegues y los aterrizajes en los aeropuertos, midiendo las condiciones de agarre de la pista
El Saab 900 Turbo Friction Tester se utilizó durante años para garantizar la seguridad de los despegues y los aterrizajes en los aeropuertos, midiendo las condiciones de agarre de la pista

Lo cierto es que Saab siempre ha mirado al cielo, pero lo lleva en sus genes; de hecho, su nombre está compuesto por las siglas de Svenska Aero Aktiebolaget (Saab), ya que su vida comenzó en los brazos de una compañía especializada en la fabricación de armas y su principal cometido era dedicarse a crear aviones de combate.

De hecho, así fue; hasta 1947, Saab no comenzaría a desarrollar automóviles, sino que se centraría únicamente en la Fuerza Aérea Sueca, comenzando con el Saab 17 y siendo responsable de proyectos tan relevantes como el primer avión con asiento eyector, el Saab 21, entre otros.

Saab 900 Turbo: nunca olvides de donde vienes

La relación de Saab con la aviación es tal que, si bien la marca ha tenido que esforzarse por sobrevivir en el panorama automovilístico, desapareciendo en 2016 o, mejor dicho, convirtiéndose en National Electric Vehicle Sweden (NEVS), sigue más viva que nunca fabricando aviones de combate, los Gripen E, para Brasil y Suecia.

Pero una vez puestos en contexto, llega el momento de regresar al protagonista de este artículo, el Saab 900 Turbo; porque, aunque el destino final de Saab sobre cuatro ruedas no haya sido tan fructífero como esperábamos, los suecos crearon toda una leyenda en torno a su nombre y ya sabes lo que se dice: “las leyendas nunca mueren”.

Saab sigue muy activa en aviación, fabricando los aviones de combate Gripen E para Brasil y Suecia
Saab sigue muy activa en aviación, fabricando los aviones de combate Gripen E para Brasil y Suecia

De su experiencia en el aire se han beneficiado la mayoría de sus coches, con una estética estilizada y fluida, adornada por oportunos alerones y aristas, que se traducía en coeficientes aerodinámicos (Cx) tan atractivos como el del Saab 92 lanzado a finales de los años 40, de un Cx 30.

Pero cuando llegó el Saab 900, a finales de los setenta, fue cuando realmente se dejó ver que la compañía era capaz no solo de fabricar coches con un claro diseño inspirado en el viento, sino también realmente seguros, gracias a la disposición de los controles en el tablero o la incorporación del cinturón de tres puntos. Todo ello, gracias una vez más, a la aeronáutica.

Entonces, en los años noventa, en un intento de agradecerle al aire todo lo que había hecho por su evolución en el mundo del automóvil, Saab decidió que los coches debían devolverle el favor. Y así fue como nació el Saab 900 Turbo ‘Friction Tester’, que ayudaría a los aviones a saber en qué condiciones estaban las pistas para garantizar despegues y aterrizajes seguros.

El Saab 900 Turbo "Friction Tester"

Esta versión Turbo del Saab 900 tenía algunos cambios incorporados, vale, pero sí que fue elegida para tal función debido a su buena genética Era capaz de alcanzar hasta 209 km/h, los discos de freno en las cuatro ruedas con antibloqueo, novedad en 1990, ofrecían una gran potencia de frenado y al seleccionar la transmisión automática en lugar de la manual, el conductor podía centrarse en adquirir las lecturas de fricción necesarias.

Como elemento extra, en el suelo del maletero había un panel que cubría una rueda de medición de la fricción accionada por cadena que podía bajarse y subirse hidráulicamente. Esta rueda calzaba un neumático equipado con cámara de aire y con una composición de goma y banda de rodadura similares a las de los aviones, que estaba preparada para girar a un porcentaje constante de deslizamiento -normalmente del 10 al 30%- en relación con la velocidad constante del coche.

El Saab 900 Turbo contaba con algunos elementos excepcionales, como una rueda de medición de la fricción accionada por cadena que podía bajarse y subirse hidráulicamente
El Saab 900 Turbo contaba con algunos elementos excepcionales, como una rueda de medición de la fricción accionada por cadena que podía bajarse y subirse hidráulicamente

Esa velocidad oscilaba normalmente entre 60 y 100 km/h, aunque esta evaluación podía realizarse hasta a 160 km/h. Un sensor de par leía la resistencia contra la transmisión por cadena y transmitía esta información a un ordenador de a bordo que la transmitía en tiempo real a los controladores aéreos; estos, a su vez, transmitían los códigos de estado de la pista -de 0 a 6, siendo 6 seco y con buen frenado- a los pilotos. De esta forma, se podía -y puede- calcular al 'metro' las distancias que se consumen, garantizando una excelente precisión.

También contaba, por cierto, con un depósito de agua disponible a bordo, que podría utilizarse en las pruebas de mantenimiento de superficies para simular condiciones de humedad mediante un rociado de agua regulado a velocidad constante por delante de la rueda de medición.

El legado de Saab en cielo y tierra, más vivo que nunca

Está claro que el Saab 900 Turbo siempre ha sido un coche con personalidad, -realmente, como todo lo que hacía Saab-, pero conocer su historia y su pasado le convierte en un auténtico mito en automoción y, por supuesto, también en aviación.

Era además un coche fácil de conducir para cualquier persona que necesitase realizar un desplazamiento en el aeropuerto, por lo que tenía todas las papeletas para convertirse en lo que se convirtió: una herramienta de trabajo idónea.

Realmente, el comprobador de fricción de Saab llegó con el Saab 99 en 1977, pero fue el 900 el que tomó verdadero protagonismo, difundiéndose por las pistas de todo el mundo, desde Estados Unidos, Alemania, Polonia, Grecia, Malasia y Japón.

Actualmente y gracias a Saab, la tecnología Friction Tester sigue operativa en los aeropuertos de todo el mundo
Actualmente y gracias a Saab, la tecnología Friction Tester sigue operativa en los aeropuertos de todo el mundo

Además, aunque las unidades del Saab 900 Turbo Friction Tester que hoy quedan son la mayoría coches de coleccionista -quienes aseguran que uno de sus inconvenientes es conducirlo en curva al estar configurado para las pistas-, sí que es posible encontrar operativos algunos de sus descendientes a partir de modelos como el Saab 9000 o el 9-5, al igual que otras adaptaciones del Volvo XC40, XC60 o el Volvo V90 SARSYS-ASFT, que trabajan como Probadores de Fricción de Superficie Aeroportuaria. Eso sí, la mayoría de ellos con el característico color amarillo que lucían los primeros Saab.

Nunca antes los amantes del cielo y de la carretera estuvieron tan unidos ni se hicieron tanto bien unos a otros.

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christian

esperemos que algún día una buena marca que no sea geely o SAIC sean capaces de traer de nuevo al mundo a SAAB. La deportividad y elegancia de la que hicieron gala en los 70, 80 y 90 antes de que GM se la arrebatara no volverían de la misma manera de la mano de una marca China, lo mismo que le ha pasado a Morris Garage o a Volvo.