Hyundai i40 1.7 CRDi 141 CV DCT: Ejercicio de sensatez

Si existe un segmento que se haya visto perjudicado por el auge de los SUV y crossover, ése ha sido el de las berlinas tradicionales. El fervor del público hacia los coches con apariencia de todocamino (cumplan o no como tales) viene arrinconando durante estos últimos años al gusto por las carrocerías de tipo sedán, hoy reservado tal vez a los clientes de corte más conservador.

El problema para las marcas generalistas es que esos clientes de corte más conservador acostumbran a disfrutar de una economía más o menos desahogada. Y en consecuencia, tienden a decantarse por berlinas de categoría premium que, además de ofrecerles mayor lujo y calidad, confieren una reconfortante sensación de estatus. Porque admitámoslo: para muchas personas, el llavero es casi tan importante como el propio coche.

En cualquier caso, y como pudimos demostrar en nuestra comparativa de berlinas medias, todavía queda espacio en el mercado para que muchos contrincantes sigan peleando por captar clientes particulares y corporativos (recordemos que las flotas de empresa suponen aquí buena parte del negocio). Volkswagen Passat, Ford Mondeo, Mazda6, Peugeot 508 y Opel Insignia fueron los protagonistas de aquel vídeo; un selecto grupo al que desde entonces se han unido los nuevos Skoda Superb, Kia Optima y Renault Talisman, además del modelo que probamos hoy: el Hyundai i40, sometido el año pasado a un facelift que permitirá a su actual generación seguir dando guerra durante otro par de temporadas.

El rediseño exterior del vehículo ha afectado principalmente a su frontal, que recibe unos nuevos antinieblas LED sobre ambos extremos del paragolpes y una redistribución interna de los faros (opcionalmente con proyectores bi-xenón adaptativos y luces de carretera automáticas). Pero el cambio más obvio es el de su parrilla hexagonal, mucho más marcada y que ahora luce un patrón de lamas paralelas. Con estas modificaciones, no me negaréis que la estética del Hyundai i40 ha mejorado con claridad; como tampoco me negaréis que su vista delantera recuerda a la de un Audi A4. Lo que no es mala cosa, precisamente.

Por lo demás, salvo por la nueva firma de las ópticas traseras, la línea exterior de la berlina coreana sigue siendo prácticamente la misma; como también lo son sus dimensiones (4,75 m de largo por 1,82 m de ancho y 1,47 m de alto). En mi opinión tampoco hubiese hecho falta complicarse en modificar más profundamente una silueta que ya era de por sí elegante y atractiva: el nuevo frontal y los nuevos diseños de llantas -como las bi-tono de 18” que lucía esta unidad- han venido a resolver los únicos aspectos que evidenciaban el paso del tiempo.

Los ingenieros de la casa coreana han puesto de su parte en esta actualización incorporando al chasis del i40 un emulador electrónico de bloqueo de diferencial bautizado como Advanced Traction Cornering Control. Esta tecnología, análoga a la aplicada por otros fabricantes, trabaja como parte del sistema de control de estabilidad frenando en los giros la rueda interior a la curva de manera que la rueda exterior reciba el par necesario para ganar tracción.

Este "facelift" resuelve los únicos aspectos que evidenciaban el paso del tiempo.

También hay cambios en la gama de motores, reducida a una opción de gasolina 1.6 de 135 CV y otras dos diésel basadas en el mismo bloque 1.7 CRDi, con 115 y 141 CV respectivamente. Nuestra unidad de prueba equipa esta última variante, evolucionada a partir del anterior modelo de 136 CV y que no sólo aumenta su potencia sino también su par, ahora de 340 Nm. Este motor puede verse acompañado de una caja manual de 6 velocidades o, como es nuestro caso, de una caja automática de doble embrague con 7 relaciones.

El i40 ha heredado asimismo tecnologías de seguridad activa reservadas con anterioridad al lujoso Genesis, como son el asistente de luces de carretera, el identificador de señales de limitación de velocidad, y el asistente de aparcamiento (limitado este último a actuar sobre el volante, no sobre los pedales).

Cuando pasamos al habitáculo, la primera sensación es de familiaridad absoluta. Tras una rápida mirada, podría parecer que su diseño no ha cambiado; pero si dedicamos un minuto a dejar que nuestra vista y nuestras manos recorran el puesto de conducción, iremos reparando en las mejoras recibidas.

Para empezar, la calidad de los materiales de recubrimiento es superior tanto en el volante como en la palanca de cambios y los reposabrazos; manteniendo el resto del habitáculo el buen nivel de remate que ya conocíamos. Los sistemas de infoentretenimiento, algo descuidados en el modelo anterior, han sido puestos al día claramente: cambia el visor digital situado en el cuadro de instrumentos como también lo hace la pantalla táctil del salpicadero, que admite paneles de alta resolución hasta con 7” de diagonal.

Aunque el modelo que veis en las imágenes nos muestra un habitáculo bañado en negra sobriedad, por fin tendremos la opción de animarlo con una nueva combinación bitono con tapicerías en café au lait. Ya estén acabados en tedijo o en piel, los asientos delanteros del Hyundai i40 han demostrado ser muy confortables para hacer kilómetros, con una sujeción lateral mejor de lo que cabría esperar. Opcionalmente, estos asientos pueden contar con regulación eléctrica y -ojo, sureños- estar refrigerados además de calefactados, como también -ojo, norteños- podremos calentar el aro del volante en los días más fríos del año.

A partir de aquí, todo sigue igual. La ergonomía del puesto de conducción sigue siendo la misma, con tal vez demasiados mandos en el volante y algunos botones difícilmente accesibles en la consola central; y seguimos contando con suficientes espacios para dejar objetos, destacando entre ellos el cofre que se ubica bajo el reposabrazos central.

La fila trasera conserva sus virtudes, apoyadas en gran medida sobre los 2,77 m de batalla de los que presume este automóvil. Los dos asientos laterales son cómodos y sujetan bien, además de conceder mucho espacio para las piernas, bastante a la altura de los hombros y no tanto para la cabeza, aunque esto último no supondrá un problema para personas de talla media o medio-alta. Quienes sí tendrán un problema serán quienes ocupen la plaza central, perjudicada en todos los aspectos: resulta estrecha, tiene un respaldo duro porque esconde un reposabrazos con portabebidas y sitúa entre nuestros pies un túnel central levemente molesto. Por si fuese poco, casi cualquier persona que deba sentarse en él dará con la cabeza en el techo, perdiendo además el privilegio de disfrutar de calefacción en el asiento que se reserva al resto de ocupantes. Pero tampoco nos obsesionemos: el Hyundai i40 sigue siendo una estupenda berlina de viaje para cuatro adultos (y un niño).

Como en toda berlina de las de siempre, el maletero no queda cubierto por un portón sino por una tapa, lo que obviamente limita sus posibilidades. El acceso no es malo del todo, pues aunque el umbral de carga queda alto, la boca es bastante amplia. En el interior contamos con unos interesantes 525 litros, pero si queremos aprovecharlos al máximo tendremos que aprender a jugar con sus formas caprichosas.

La mayor virtud de este maletero es la de su profundidad, más todavía si abatimos los asientos traseros para llegar a la capacidad máxima de 1.719 litros. El hueco que conecta el habitáculo no es muy amplio, pero servirá para acomodar bultos renunciando a una o las dos secciones del respaldo trasero -lástima de no poder contar con un respaldo central abatible o cuando menos con una trampilla-. Hay más detalles que no me han convencido, como la renuncia a una verdadera rueda de repuesto (sólo contaremos con una de emergencia), la ausencia de ganchos o separadores de carga (sí podremos colocar una red), y su relativa pobreza de acabados: incluso carece de revestimiento en la parte superior, desluciendo el cuidado que sí exhibe el resto del vehículo.

Nuestro coche de pruebas corresponde al nivel de acabado Style, el más alto de la gama, disponible únicamente con esta combinación de motor y cambio. Por tanto, podemos esperar un equipamiento muy abundante, que en realidad ya es bueno desde el nivel más sencillo, denominado Essence: el equipamiento de serie incluye luces diurnas y pilotos traseros LED, volante y palanca de cambio en cuero, equipo de audio con USB, manos libres Bluetooth y mandos en el volante, freno de estacionamiento eléctrico y automático, asistente de arranque en pendiente y sensor de luces.

Por encima se sitúan los niveles intermedios Klass y Tecno, hasta llegar al que hoy nos ocupa. El acabado Style añade al básico todo lo siguiente -agarraos, que la lista es larga-: llantas de aleación de 18”,

Su equipamiento, muy abundante, ya es bueno desde el nivel más sencillo.

faros bi-xenón adaptativos, apertura y arranque sin llave, manetas exteriores cromadas, parrilla cromada, climatizador automático, guantera refrigerada, tapicería de cuero, pedales de aluminio, cuadro de instrumentos con pantalla TFT, asientos delanteros con regulación eléctrica, calefactados y refrigerados, volante y asientos traseros calefactados, control de crucero, sistema de aparcamiento automático con cámara trasera, retrovisores eléctricos, navegador con pantalla de 7 pulgadas -y con 6 años de actualización de cartografías-, techo solar panorámico, airbags laterales traseros, alerta de cambio de carril, reconocimiento de señales de velocidad, luces de carretera automáticas y sensor de lluvia.

El acabado Style, como el resto, se define a modo de equipamiento cerrado y sin lugar a opciones más allá de la pintura metalizada, que cuesta 490 euros. Así, "nuestro" Hyundai i40 1.7 CRDi 141 CV DCT Style en color Stone Gray (el más caro, potente y completo de todos, no lo olvidéis: existe un i40 básico desde 23.865 euros) tiene un precio de tarifa de 38.435 €. Sobre esta cantidad, Hyundai España aplica una promoción de 3.900 €, con lo que el precio final se queda en 34.535 €. También encontraréis ofertas adicionales si financiáis la compra con la marca, o si elegís alguna unidad matriculada en stock.

El coche que hoy probamos esconde bajo el capó la misma combinación mecánica que os presentamos en nuestra videoprueba del Kia Optima, y que tan buen rendimiento demostró en su pariente coreano. En este apartado, las conclusiones que pude extraer con el Optima se trasladan al i40 con total fidelidad: el 1.7 CRDi de 141 CV refleja las mejoras indicadas en su ficha técnica, ofreciendo una respuesta ligeramente superior a la del antiguo modelo de 136 CV. No es ninguna bomba, pero sí destaca por su elasticidad (para tratarse de un diésel), por sus buenas recuperaciones y también por engañarnos, en el buen sentido, haciéndonos creer que su cilindrada es superior a la real. Tampoco es un motor especialmente silencioso, pero una lograda insonorización del habitáculo ayuda a camuflar este defecto.

La nueva caja de cambios automática de doble embrague merece buena nota.

Merece buena nota esta caja de cambios automática de doble embrague desarrollada por la propia Hyundai, y que no desmerece frente otras alternativas del mercado. No es la más rápida que hayamos visto jamás, pero sí bastante suave. Y sobre todo está bien programada: mientras que, por ejemplo, los DSG de Volkswagen se empeñan en llevar el motor por debajo de la zona de par máximo (favoreciendo así el ahorro de combustible, pero desde luego no el agrado de marcha), la caja DCT de Hyundai procura que la mecánica siempre gire en su mejor rango para reducir posibles vacíos de potencia o las molestas vibraciones que genera un diésel infrautilizado. Las siete relaciones quedan bien escalonadas, de manera que podemos confiar en el modo D para los desplazamientos diarios; y si nos sentimos con “ganas de marcha”, siempre está a nuestra disposición el modo S o bien, directamente, la pareja de levas situada tras el volante.

Como podéis imaginar, el Hyundai i40 es ante todo un buen coche para viajar. Silencioso y confortable, se beneficia de un chasis bien ajustado y del equilibrio de unas suspensiones que no se atreven a ser duras ni blandas. Comparándolo una vez más con el Kia Optima, tal vez no esté a su mismo nivel de confort en autopista; pero en cambio, a mi modo de ver le supera en el resto de situaciones.

Sin acercarse al nivel de agilidad de un Ford Mondeo, el i40 ofrece una experiencia de conducción tan agradable como la de un Peugeot 508, especialmente por lo bien que asume los cambios de dirección. Aun siendo levemente subvirador, entra bien en las curvas, controla los balanceos de la carrocería y mantiene fácilmente la trayectoria. No es un coche que transmita deportividad, pero sí cierta ligereza y, por encima de todo, mucha confianza y seguridad. Esto es en parte por culpa del nuevo emulador de diferencial ATCC, cuya incorporación al Hyundai i40 le ha acercado todavía más a los gustos del público europeo.

Pero si en su conjunto podemos calificarlo como un automóvil noble de reacciones y sencillo de conducir, no todo es ideal. De los dos aspectos que menos me han convencido, el menos importante (si consideramos el uso al que va destinado este vehículo) es el de la dirección; no porque se muestre imprecisa ni lenta sino porque apenas transmite sensaciones sobre la pisada del eje delantero. Una cuestión menor, desde luego, pero no tanto como la del consumo. Después de una semana circulando a ritmo normal por nuestra habitual combinación de autopista, carretera y ciudad, el promedio obtenido fue de 7,0 litros de gasoil por cada 100 km. Sin ser ninguna barbaridad, sí ha sido superior a lo que esperaba, visto que el Kia Optima promedió sólo una décima más con el mismo motor, con el mismo cambio y con una carrocería más voluminosa y pesada. En cualquier caso, debemos recordar que las cajas de cambio automáticas suelen compensar sus comodidades con un mayor coste de combustible.

Superada esta avalancha de datos e impresiones, llega la pregunta del millón: ¿me compro o no me compro un i40? Siempre que tengamos claro que nos apetece o interesa una berlina de tamaño medio y con carrocería de cuatro puertas , el modelo coreano apunta al centro de la diana. Si el Ford Mondeo destaca por dinamismo, el Mazda6 lo hace por estilo, el Talisman por modernidad y el Passat por imagen, la respuesta del Hyundai i40 consiste en exprimir su combinación de buena presencia, buen dinamismo y buen comportamiento.

Tiene sus defectos, como todo automóvil los tiene; y no es un coche barato en términos absolutos, como ninguna berlina lo es. Pero en este segmento tan especial, en el que los clientes buscan un coche que sea ante todo confortable y bien parecido, Hyundai ofrece una propuesta de mucho valor a cambio de un coste asumible.