Con la receta GTI original
La carrera por dar forma al mejor GTI nos ha traído compactos de tracción integral con casi 400 CV como Audi RS3, Ford Focus RS o Mercedes-AMG A45. Por suerte todavía hay coches que mantienen parte de la esencia del GTI original con un chasis más ágil y tracción delantera como el Honda Civic Type-R, el Peugeot 308 GTI y el sensacional SEAT León Cupra 290.
No obstante, todos los coches que acabo de citar son mucho más grandes y mucho más pesados que los GTI tal y como los conocíamos hace años. No todo está perdido, si bajamos un peldaño y recalamos en el segmento B encontramos un coche que sigue ofreciendo aquella receta original con menos peso, un motor potente y un chasis extremadamente ágil, el Ford Fiesta ST200.
Diseño plenamente vigente
La generación actual del Fiesta dio sus primeros pasos por allá 2008, con unas líneas que ya había anticipado el prototipo Ford Verve Concept en el Salón de Frankfurt de 2007. En 2012 recibió un importante restyling con una calandra frontal de líneas trapezoidales que recuerda bastante a la característica parrilla de Aston Martin.
La versión ST llegó al mercado en 2013 y ahora en 2016 recibe un upgrade extra de la mano del ST200. El kit de carrocería es exactamente el mismo que tiene el ST de 182 CV. La principal novedad llega de la mano del color gris Storm Grey, el único con el que se puede configurar el ST200 y que le sienta de maravilla. Recuerda bastante al gris Nardograu, pero en acabado brillante del Audi RS6 Avant que usamos en nuestro Italian Job.
Otro de los elementos distintivos del ST200 son las llantas de aleación ST de 17”. Su diseño de cinco brazos gustará mucho a unos y no tanto a otros, yo me incluyo en el segundo grupo. Para más inri presentan una terminación en color negro mate con los cantos pulidos. A través de sus brazos asoman las pinzas de freno en color rojo.
En el lado derecho del difusor trasero asoma una doble salida de escape. Este último elemento de marcado carácter racing, junto al logo “ST200” y al gran alerón del portón son toda una declaración de intenciones.
Una vez en su habitáculo te encuentras con uno asientos deportivos de verdad, unos Recaro Charcoal tapizados en una combinación tela-piel. Son de los asientos deportivos más cómodos que he probado nunca en un turismo de gran producción, dejando a un lado los que ofrecen de serie los principales superdeportivos del mercado.
Estos Recaro ofrecen una sujeción sensacional tanto para las piernas como para la espalda de sus ocupantes. El grado de fijación necesario para disfrutar en conducción deportiva pero sin llegar a ser incómodos en ningún momento. En mi caso particular con un 1,8 m de altura y complexión XL los encuentro un poco justos para mi talla pero por bien poco.
Lo que no merece tan buena nota es el sistema multimedia. Aquí sí que salta a la vista que se trata de un coche que data del 2008. Hay botones para para dar y tomar, una pantalla de dimensiones diminutas y moverte en sus diferentes menú requiere de gran experiencia.
Por lo demás, la mayor parte de los mandos se encuentran en una posición correcta y la lectura del cuadro de instrumentos analógico tradicional es muy clara. El volante tiene el tamaño justo y el tacto de los materiales es correcto.
El acceso a la segunda fila es algo angosto debido al tamaño de los asientos deportivos, si tienes previsto dar un uso habitual a los asientos traseros deberías saber que la versión ST con 182 CV estará en breve disponible con carrocería de 5 puertas.
Esta segunda fila es bastante cómoda, con una buena altura libre al techo y con un espacio para las piernas algo más justo. Con 290 litros la capacidad de carga del maletero no está mal, si abatimos los respaldos traseros crece hasta 974 litros.
Mata-gigantes
Con un motor turbo de 200 CV y un peso sobre la báscula de 1.163 kilos te puedes hacer una idea de lo que es el Fiesta ST200, un auténtico mata-gigantes. Un “utilitario” capaz de poner en apuros en una revirada carretera GTI compactos con 100 CV más de potencia.
Su motor EcoBoost es un 4 cilindros en línea de 1.596 cc con mucho carácter. Es una mecánica turbo que ofrece una respuesta muy viva y además le gusta subir de vueltas. Declara 200 CV a 6.000 rpm y 290 Nm de 2.500 a 4.000 rpm, pero una vez lo conduces da la sensación que tiene muchos más caballos.
De hecho tanto en tercera como en cuarta velocidad se activa un overboost que durante 20 segundos incrementa la presión del turbo, de ahí su nombre. Con ello la potencia máxima crece hasta 215 CV y el par a 320 Nm.
La mayor parte de motores turbo sufren de una sonoridad un tanto apagada, debido precisamente a la inducción forzada de aire en la admisión. Este 1.6 ofrece, sin embargo, una musicalidad agradable, mediante unos conductos especiales entre el motor y el habitáculo se facilita que el sonido de la mecánica llegue mejor a los pasajeros.
El que compra un coche de este tipo el consumo no está entre sus prioridades, de lo contrario se habría planteado un 1.0 EcoBoost de 100 CV. En conducción normal, con bastantes trayectos urbanos es fácil rondar los 8 l/100 km.
Después de un tramo de carretera de montaña aprovechando la segunda y la tercera velocidad se acerca a los 15/100 km. Milagros a Lourdes, tanta potencia de un motor de 1,6 litros sale de algún lado. El depósito con sólo 48 litros hace que tengas que parar a repostar día sí y día también.
La caja de cambios de 6 relaciones también es una delicia. El tacto de la palanca es muy fino y preciso, el único pero lo encuentro en una palanca un pelín corta de altura. En sexta permite rodar a muy bajas vueltas, mientras que la segunda, tercera y cuarta son ideales para disfrutar de lo lindo en una carretera revirada.
La tercera velocidad es quizás la que mejor permite exprimir todo el potencial del ST200 en una carretera de curvas. Gracias al enorme par y al overboost en esta marcha casi no hace falta a segunda en ninguna curva.
Es una pasada lo que llega a empujar este motor 1.6 EcoBoost, parece que no se acaba nunca. Hay pocos motores de pequeña cilindrada que ofrezcan esta respuesta tan dinámica y contundente. Personalmente me ha encantado.
Si contara con un diferencial autoblocante sería perfecto. Aun así, sin el LSD es sensacional ver lo bien que transmite la potencia al asfalto. Es importante desconectar el control de estabilidad, de lo contrario sufriremos la acción del control de tracción que actúa como un diferencial electrónico frenando la rueda delantera que pierde agarre.
El comportamiento del coche en conducción deportiva es mucho mejor si desactivamos este sistema. Aquellos que tengan pensado disfrutar del ST200 en asiduidad en carretera secundaria o incluso en circuito merece la pena que se planteen montar un autoblocante aftermarket. El preparador británico Mountune equipa un Quaife que le va como anillo al dedo al Fiesta. De hecho en el Reino Unido esta modificación no implica pérdida de garantía.
El equipo de suspensión ofrece el grado justo de dureza sin llegar a ser incómodo en ningún momento. Parece mentira que pueda llegar a ser tan estable y que gire tan plano. El tacto que aporta cuando lo conduces es de un deportivo de mayores dimensiones por la seguridad que transmite al volante. El tren trasero apenas se mueve de sitio, sólo lo hará si lo forzamos mucho, incluso con la electrónica desactivada.
Los frenos aguantan mucho y brindan un tacto preciso. Lo que si puede comprometer su durabilidad es el sistema que simula un diferencial electrónico, con él activado en 10 minutos de conducción deportiva veremos cómo empiezan a sufrir fading.
La dirección está a la altura del resto de elementos del chasis, transmite con gran claridad todo lo que está pasando en el tren delantero. El tacto del volante tiene la dureza necesaria para aumentar la sensación de precisión sin llegar a ser incómodo.
En resumidas cuentas
De todos los coches que he conducido a lo largo de 2016 este es uno de los que me ha dejado mejor sabor de boca. Ford ha dado forma a un GTI como los de antes con la tecnología actual para que podamos disfrutar los amantes de la conducción.
Con este coche me sucedió algo parecido a lo que experimenté con el Porsche Boxster Spyder. Me encanta conducir deportivos de 600 y 700 CV pero, ¿dónde y cuándo puedes llegar a disfrutar de verdad al volante de semejantes aparatos? Con un peso más contenido y una potencia no tan desmedida se puede dar forma a un deportivo ideal para gozar al volante.
El Fiesta ST200 es un deportivo muy redondo, con un gran motor y un chasis muy bien calibrado, perfecto para pasarlo en grande en prácticamente cualquier entorno y situación. Si tuviera que planteármelo sólo tendría un pequeño freno, los casi 4.000 euros que Ford pide de más por el ST200 con respecto al ST normal de 182 CV.
26.000 pavos por un Fiesta ST normal potenciado con una repro y ni siquiera trae frenos decentes, ni autoblocante.. por no decir que ni siquiera se puede regular el volante en profundidad. Y encima Ford es sin duda la marca generalista que peor atiende, a mí me han tratado fatal, y a más gente conocida lo mismo.