Renault Scénic y Grand Scénic: Nueva Generación

Renault fue pionera en el sector de los monovolúmenes compactos al lanzar, hace nada menos que veinte años, el Scénic. Desde entonces, ha sido uno de los modelos de la marca francesa con mayor aceptación entre el público. Para muestra, un botón: en España se han vendido medio millón de unidades de Scénic en las últimas dos décadas.

A pesar de que las matriculaciones de monovolúmenes han ido cayendo en los últimos años, debido en parte a la gran aceptación que tienen los todocaminos o SUV (Sport Utility Vehicle), algunas marcas parecen querer cambiar esta tendencia en un segmento históricamente de éxito: en el último año Volkswagen ha lanzado el nuevo Touran; Citroën, Opel y Toyota han actualizado respectivamente el C4 Picasso, Zafira y Verso; y BMW ha decidido entrar en el segmento con el Serie 2 y su versión Gran Tourer, que completa su gama de monovolúmenes “Premium”.

Esto demuestra que sigue habiendo una buena y creciente actividad en este segmento, lo que ha llevado a Renault a darle nuevos aires al Scénic aprovechando la plataforma CMF (Common Module Family), hasta ahora asociada a los nuevos Renault Espace, Renault Talisman y Renault Mégane.

Esta plataforma incorpora nuevos materiales más livianos y a la vez más rígidos, permite instalar los últimos sistemas de seguridad y ayuda a la conducción llegados al mercado y puede adaptarse a diversos tamaños y diseños de carrocería. Así, Renault presenta una nueva generación del Scénic, la cuarta, con nuevo chasis, cambios en su cadena cinematica y sobre todo, un nuevo diseño más moderno, en la línea de los últimos modelos de la firma francesa.

Consciente de que el mercado tira hacia los SUV’s o todocaminos, Renault ha diseñado un Scénic con toques de crossover en sus líneas, de la misma forma que hizo en su momento con el Espace. De hecho, el nuevo Scénic podría confundirse a primer golpe de vista con un Renault Captur, mientras que el Grand Scénic, la versión de 7 plazas, parece un Renault Espace en pequeño. Con buen criterio, los diseñadores franceses han mezclado un poco de aquí y un poco de allí basándose en modelos bien aceptados entre el público, todos con esa estética crossover tan solicitada últimamente.

El coche tiene un buen empaque, se percibe musculoso y robusto, gracias a unas líneas que dan volumen a la carrocería y a la ayuda de unas enormes y a la vez bonitas llantas de aleación de 20 pulgadas, que vienen de serie en toda la gama. Esta llantas permiten que la altura libre al suelo crezca 3 centímetros respecto al anterior Scénic, un detalle que también contribuye a dar un cierto aire SUV a este monovolumen y lo diferencian de su competencia.

En el frontal podéis ver el diseño común a los últimos productos de Renault: destaca el gran logo de la marca en el centro de una parrilla que enlaza a través de una lama cromada con unos estilizados faros, y un capó con nervaduras que recuerda mucho al del Captur. En el lateral convergen hacia la zaga una línea de cintura ascendente y una línea de techo descendente, que dan un aspecto muy dinámico al coche. La franja inferior de las puertas es calcada a la del Captur, mientras que el diseño de la trasera también tiene muchos puntos en común con este SUV compacto, excepto el diseño de las ópticas.

La versión Gran Scénic, por el contrario, muestra una mayor similitud estética con el nuevo Espace, especialmente en la forma que adopta su carrocería a partir del pilar C.

En cualquiera de sus dos versiones de carrocería, el Scénic crece en tamaño: tiene más anchura, más longitud, algo más de altura y cuenta con una distancia entre ejes y un ancho de vías superior. Esto beneficia la estabilidad del coche y la habitabilidad interior.

El maletero del Scénic ofrece 572 litros con la segunda fila operativa, una cifra considerablemente superior a los 437 litros del Scénic de tercera generación. Mientras que el Grand Scénic, con la tercera fila colocada, deja un hueco de 233 litros, 25 litros más que en el modelo anterior.

Este maletero puede ampliar su capacidad abatiendo la segunda fila de asientos o la segunda y tercera, en el caso del Grand Scénic. Y aquí reside una de las novedades: es posible hacer esta operación simplemente accionando unos botones en el lateral del maletero, de forma automática y extremadamente simple. Queda un piso totalmente plano y un hueco muy aprovechable.

Esto ha sido posible gracias a que Renault ha prescindido de los tres asientos individuales de la versión anterior, a favor de una banqueta partida en una proporción de 60/40. Se pierde, pues, la posibilidad de desmontar esos asientos o la facilidad para adecuar cada uno de ellos a las necesidades que podamos tener con los niños. Ahora, por ejemplo, no es posible mover hacia delante sólo el asiento central, ya que éste va unido al lateral izquierdo. A pesar de ello, la posibilidad de correr la banqueta se mantiene, y los diseñadores han creado un asiento central bastante ergonómico, para compensar.

En el Grand Scénic, además, tenemos una tercera fila de asientos que permite que dos personas de tamaño medio puedan viajar, eso sí, con un nivel de comodidad limitado. Son dos banquetas que se repliegan en el piso del maletero, y que sirven para un uso más bien esporádico, no son del todo indicadas para largos viajes.

En las plazas delanteras encontramos un salpicadero que resulta familiar, ya que deriva del utilizado en el Renault Espace, el Talisman o el Mégane. Destaca la pantalla táctil del sistema R-link 2, situada en el centro, o el cuadro de instrumentos totalmente digital y cuyos gráficos cambian de color y diseño en función del programa de conducción que hayamos elegido: Eco, normal, Comfort, Sport o Perso.

Es un salpicadero con un diseño moderno y atractivo. Está bien terminado, especialmente en su parte superior. No tanto en la inferior, donde se utiliza un plástico negro de aspecto un poco pobre. Una de las singularidades de este monovolumen es la bandeja de la consola central corredera, que puede desplazarse hacia atrás para dejar más hueco entre el conductor y el acompañante. Tiene un buen espacio para colocar objetos, como también lo tiene la guantera derecha de tipo cajón, con apertura mediante sensor y refrigeración. El único inconveniente de esta guantera es su apertura un tanto intrusiva, que obliga al acompañante a abrir las piernas si no quiere recibir un golpe en las rodillas.

La posición de conducción en este monovolumen es elevada, más que en un Renault Talisman o un Mégane, por ejemplo. La visibilidad frontal y hacia el entorno es excelente. Se ve potenciada por un pilar A en dos partes, al estilo del Renault Espace.

El habitáculo tiene además una gran luminosidad gracias a la gran luna delantera y sobre todo, a la superficie del techo panorámico, que alcanza prácticamente hasta la luna trasera.

Todo en este coche está pensado para hacer cómodos los viajes. Hay una buena atención al detalle, como demuestran los numerosos huecos para depositar objetos que hay repartidos por todo el habitáculo. En total, ofrece 63 litros de capacidad de almacenamiento. En la segunda fila de asientos, por ejemplo, los pasajeros pueden utilizar la bandeja colocada detrás del respaldo del asiento delantero y sujetar la Tablet o un libro en las gomas destinadas a este efecto. También equipa cortinillas en las ventanillas traseras, ideal para evitar el efecto el sol en los niños.

La gama de motores no ha sufrido demasiados cambios, y en gasolina se mantienen los conocidos TCe 115 y TCe 130. En diésel se ofrece el dCi con 95, 110 y 130 CV. Sólo hay una novedad: el dCi 160, ya probado en el Renault Espace y el Renault Talisman, y que en la gama Scénic es exclusivo para la versión de 7 plazas. Va unido de forma obligatoria a una caja de cambios automática EDC de seis relaciones, de tipo doble embrague.

A lo largo de 2017 se pondrá en venta una versión con un motor dCi 110 con asistencia híbrida, denominada Hybrid Assist. No hay que confundir asistencia híbrida con hibridación completa, son dos tecnologías completamente diferentes. En la asistencia híbrida del Scénic se utiliza un generador eléctrico, una batería de 48 V y un pequeño motor eléctrico para ayudar al motor diésel en los arranques en parado y en las recuperaciones. De esta forma, se consiguen mejores prestaciones con un consumo inferior, según afirma la marca. Esta tecnología no permite que el coche se mueva solo con la energía eléctrica, siempre es el motor térmico el que lo impulsa.

Tuve oportunidad de conducir una unidad de Scénic con este motor con asistencia híbrida, y la verdad, no noté excesiva diferencia de tacto ni de potencia respecto a la versión diésel convencional. Sí que se percibe contundente en la respuesta desde parado, pero es una cuestión de matiz. Faltará comprobar hasta qué punto esta asistencia híbrida reduce el consumo de combustible en comparación con el dCi 110, y si vale la pena la superior inversión que supondrá esta versión respecto a la convencional. No obstante, los responsables de Renault señalaron en la rueda de prensa que el Scénic dCi Hybrid Assist “no se irá demasiado de precio”.

Más potente es el dCi 160, un turbodiésel de 1,6 litros que también destaca por su agradable respuesta y buena asociación con el cambio automático EDC de 6 relaciones. Es un motor muy indicado para esta versión de carrocería más grande y con mayor capacidad de transporte.

Pero debo reconocer que mi favorito en la gama es el TCe 130 de gasolina, que testeé en un Scénic con cambio manual de seis velocidades. Este motor con inyección directa y turbocompresor funciona muy suave, responde correctamente a bajas revoluciones y estira con progresividad hasta más allá de las 5.500 vueltas, con poco ruido mecánico. Tiene un carácter algo más deportivo que el resto de motores, y por lo tanto, permite disfrutar del programa Sport en mayor medida. Y aunque el Scénic no es un monovolumen con un carácter deportivo, este motor de gasolina le da una “vidilla” que resulta difícil de encontrar en el resto de la gama. Además, gasta relativamente poco: 5,8 litros a los 100 en el Scénic y 6,1 l/100 en el Grand Scénic, según cifras oficiales, que en realidad serán un poco más.

El refinamiento de este motor contribuye a incrementar el confort en los desplazamientos, especialmente si son por carreteras comarcales con rectas kilométricas como las que podéis encontrar en los alrededores de Burdeos. El Scénic sigue siendo un coche con unas suspensiones muy absorbentes, con un tarado bastante blando incluso con el programa Sport activado. En los apoyos en curva la carrocería balancea un poco , aunque el guiado del coche no se resiente. Precisamente uno de los aspectos que más me gusta de este monovolumen es el tacto de su dirección, que tiene la justa asistencia y desmultiplicación. El buen agarre y forma del volante, junto con la buena colocación de la palanca del cambio manual, hacen en conjunto que la conducción sea placentera.

Renault no ha comunicado el PVP del nuevo Scénic, y tan sólo ha avanzado que la versión básica costará 19.000 euros. La carrocería Grand Scénic tendrá un sobreprecio de unos 1.500 euros aproximadamente sobre la de 5 plazas.

El equipamiento es muy completo, especialmente en lo referente a sistemas de asistencia y seguridad: Head-up Display, alerta de cambio de carril, asistente de aparcamiento manos libres, asistente de mantenimiento de carril, regulador de velocidad adaptativo, alerta de detección de fatiga y frenada activa de emergencia con detección de peatón, esta última de serie en toda la gama. Este modelo acaba de obtener 5 estrellas en los test de seguridad EuroNcap.

Las primeras unidades saldrán de la fábrica de Renault en Douai (Francia) hacia los concesionarios españoles a finales del mes de noviembre.