McLaren 650S Sprint

De un tiempo a esta parte se han puesto de moda entre los fabricantes de superdeportivos ofrecer a sus clientes más pudientes o más caprichosos, coches específicos para utilizar sólo en circuito. Se trata de coches no matriculables basados en superdeportivos homologados pero embarrados (con jaula de seguridad FIA, por supuesto) y llevados al extremo en sus características dinámicas. Sus propietarios los conservan bajo una lona en sus garajes, los sacan subidos a un remolque cerrado y los trasladan a su circuito preferido para participar en tandas sean o no compartidas antes de volver a subirlos al remolque.

Parece absurdo gastarse un cuarto de millón de euros en algo así pero hay gente con mucho dinero y que no desea participar en competiciones sino simplemente imitar a los pilotos de GT desde la tranquilidad que supone rodar al ritmo que uno mismo se impone y con un coche de su propiedad en la seguridad de un circuito de velocidad.

Para este tipo de público, que paga lo que se le pide sin rechistar, McLaren ha desarrollado la versión Sprint del 650S. Los cambios son pocos pero todos orientados a un uso en pista del automóvil. Por ejemplo, las llantas tienen un único tornillo central y admiten tanto neumáticos slick como gomas de lluvia, el interior dispone de las barras de seguridad, de un baquet de competición para el conductor con arnés de seis puntos (el del acompañante hay que pagarlo aparte) y de un habitáculo completamente en fibra de carbono sin elementos superfluos (nada de radios, aires acondicionados o elevalunas eléctricos, por ejemplo).

El volante, sin airbag, es de piel vuelta, la instrumentación es digital, los pocos botones en la consola disponen de cierre de seguridad de competición y para el acompañante se ha montado un reposapiés de apoyo.

Mecánicamente se ha reducido la altura libre al suelo (en los circuitos no hay bordillos), se han cambiado los reglajes de suspensión endureciéndolos, se ha mejorado la refrigeración del motor y se han retocado ligeramente la programación electrónica del motor V8 biturbo de 3,8 litros de 650 CV de potencia y de la caja de cambios secuencial para adaptarlos a un uso más exigente en pista. También el equipo de frenos se ha mejorado con los discos carbonocerámicos de serie.

Lo que ya no es de serie es el alerón de carbono trasero de grandes dimensiones -no regulable- ni la lámina inferior delantera del mismo material que McLaren ha considerado oportuno facturar aparte.

McLaren presentará este coche en el Concurso de Elegancia de Pebble Beach, en California, que se celebrará la próxima semana, y lo empezará a vender a los clientes que lo soliciten a partir de otoño.