Fiat 500L 1.3 Multijet

Fiat es una marca especialista en construir modelos de pequeño tamaño. La marca lleva décadas fabricándolos, desde los Topolinos de pre-guerra hasta el actual 500, una reinterpretación de un utilitario mítico de los años 60. De sus fábricas han salido multitud de vehículos de pequeño formato; 600, 500, 850, 126, 127, Panda, Uno, Cinquecento, Seicento, otra vez el Panda, el actual 500... y todos ellos tenían una característica en común, tamaño aparte; el ingenioso aprovechamiento del espacio interior.

Esa maestría en aprovechar cada centímetro del habitáculo llegó a su máximo exponente en el controvertido Fiat Multipla, un coche tan genial como incomprendido del que el 500L, por tamaño y planteamiento, puede considerarse el heredero. No es tan espacioso, pero tampoco tan "difícil de ver" pese a que no pueda decirse que se trata de un coche que enamore al primer golpe de vista.

El 500L es raro. Fiat ha querido darle un aspecto que recuerde al del 500, su gran bombazo de ventas en los últimos años, para lograr una conexión visual entre ambos y que el grande aproveche el tirón del pequeño. Receta Mini, para entendernos rápido.

Si lo ha conseguido o no lo dejo a la interpretación de cada uno. A mi no me parece feo pero tampoco de una elegancia absoluta. Es menos "boxy" que un C3 Picasso, pongamos por caso, pero no consigo quitarme la impresión de que es una especie de adorable 500 después de varias sesiones de culturismo.

De todos modos, insisto, para gustos, colores, y he encontrado desde gente que lo han mirado con cara rara hasta quién me ha dicho, absolutamente convencido, que le parecía adorable.

Si por fuera puede generar opiniones encontradas, por dentro pone bastante más de acuerdo. El interior respira diseño y, además, como no podía ser menos en un Fiat que se las da de monovolumen, es amplio, Muy amplio, diría, si comparamos los centímetros útiles en el habitáculo con el espacio que ocupa en la calzada.

Empecemos por la parte delantera. Los asientos son satisfactorios. No tienen unas formas muy marcadas, la banqueta es un pelín corta y tienen un mullido medio tirando a blando que proporciona un buen confort. Están situados en una posición elevada -algo muy habitual en los Fiat- que puede elevarse más gracias a la regulación en altura.

Ello deriva en una posición de conducción dominante, muy monovolumen, que se complementa con una excelente visibilidad. La gran superificie acristalada del coche y el hecho de estar situados muy arriba permite tener una visión perfecta de todo lo que sucede altrededor del coche.

El diseño del salpicadero nos dio sensación de "déjà vu" básicamente porqué presenta elementos de diseño vistos ya en otros modelos de la gama. Tiene una gran plancha de color blanco que lo recorre longitudinalmente que puede ser de otros colores a juego con la carrocería (negra, roja, plata...) como en el 500, un volante similar al del Panda y un pomo del cambio muy grande.

La instrumentación es muy completa y en el centro de la consola encontramos una pantalla de 5 pulgadas que se maneja de manera táctil. Da servicio al equipo de audio, con conexiones USB y Aux-in, permite sincronizar el teléfono Bluetooth y presenta las informaciones del ordenador de a bordo. Hasta ahí, nada sorprendente.

Tiene, además, una función llamada Eco:Drive Live que ya no es tan habitual. Esta función da consejos sobre como ahorrar combustible y presenta los resultados obtenidos en materia de consumo. El sistema permite además analizar la conducción practicada mediante un programa que se descarga de una web y compartir la experiencia con otros conductores preocupados por el ahorro a través de una comunidad de usuarios. Si a alguien le interesa echar un vistazo a la web, la encontrará aquí.

El sistema permite también la conexión de teléfonos móviles, ver la agenda en la pantalla y dar órdenes por voz. Este equipo multimedia es de serie en todas las versiones pero no dispone de navegador. Si queremos montar uno, debemos encargar un Tom Tom y pagarlo aparte. Además, también deberemos encargar la opción de pre-instalación del mismo. El navegador se sitúa entonces sobre el salpicadero y tiene una pantalla más pequeña que la del equipo multimedia, de 4,3 pulgadas.1

En el salpicadero hay varios huecos para objetos (dos guanteras, una bandeja entre ambas y un hueco en la consola) pero no son de gran tamaño. Opcionalmente puede montarse un cajón bajo el asiento del acompañante. Éste, por cierto, puede abatirse hacia delante para aumentar la longitud de carga con asientos abatidos y su parte trasera es de plástico rígido por lo que, a coche parado, puede usarse de mesilla.

Los asientos traseros son amplios, cómodos y pensados para tres plazas. La banqueta es de las más anchas entre los coches de su segmento pero, además, está pensada para tres ocupantes. La plaza central ni es más estrecha, ni tiene un apoyabrazos en el respaldo, ni acusa un recorte en la longitud de banqueta. Además, no hay túnel central que moleste en los pies, que pueden meterse bajo los asientos delanteros. Fiat, por tanto, ha cuidado al pasajero central pero, incomprensiblemente ha dejado como opción el reposacabezas de esta tercera plaza, que hay que pagar aparte (vale 60 euros).

La banqueta trasera tiene desplazamiento longitudinal (algo más de 11 cm) y los respaldos son reclinables. Ello permite adecuar el reparto de espacio entre plazas traseras y maletero a las necesidades puntuales y facilitar el confort de los niños que se duermen en sus elevadores.

El maletero ofrece 343 litros con la banqueta trasera retrasada y 400 si adelantamos al máximo los asientos. En la posición más adelantada, los pasajeros traseros mantienen un espacio para las piernas aceptable, de manera que, cuando necesitemos maletero, podemos adelantar sin problemas el asiento.

En el maletero encontramos una bandeja rígida que puede situarse a tres alturas; sobre el piso inferior, en una posición intermedia que enrasa con el umbral de carga y en otra más elevada que permite enrasar con los asientos traseros cuando estos se abaten. Fiat ofrece dos formas de plegado de los asientos traseros; el simple abatido y un plegado en V de los asientos que permite elevarlos para dejarlos contra los delanteros despejando un plano de carga más bajo.

Por todo lo expuesto, el habitáculo del 500L es muy agradable. Resulta espacioso y muy luminoso -más si desembolsamos los 700 euros que vale el enorme techo panorámico de cristal con cortinilla interior eléctrica que montaba nuestra unidad de pruebas-, tiene bastantes huecos para objetos (hay otros en las puertas y tras los asientos delanteros), es modular y cuenta con un nivel de calidad y de ajuste destacable, más en una marca que nunca se ha caracterizado por ello.

La calidad de plásticos está en la media del segmento y no hay superficies blandas pero la calidad visual es elevada y nos ha sorprendido gratamente el ajuste de todos los elementos, sin holguras y sin ruidos parásitos en ningún elemento. Fiar progresa adecuadamente en este apartado.

El 500L que hemos probado estaba dotado del motor 1.3 Multijet Turbodiésel de 85 CV acoplado a una caja de cambios de cinco velocidades manual. El motor ya lo conocemos de otros modelos del grupo y resulta bastante agradable de utilizar pero se queda claramente corto de potencia, especialmente en un coche que pesa más de 1.300 kilos en vacío y que puede llegar a casi 1.700 a tope de carga.

Afortunadamente, la marca acaba de completar la oferta con el 1.6 de 105 CV que nos parece una mejor elección para los que vayan a hacer muchos kilómetros por carretera. Los que se planteen el 500L como un segundo coche, esencialmente urbano, pueden optar por esta mecánica de 85 CV o bien por el 0.9 bicilíndrico de gasolina.

El motor es honesto e intenta empujar pero le falta fuerza. Tiene poco fuelle por debajo de 1.500 vueltas y, por encima, se acaba pronto, en las 3.500 que es donde entrega la potencia máxima. Es, por tanto, poco elástico porque juega en un margen estrecho.

Si no se le exige a tope, cumple, pero no esperemos aceleraciones fulgurantes -se va a los 15 segundos en el 0 a 100 que es una prestación mala para un coche moderno- y aunque recupera algo mejor en cuarta, sus cifras no son para tirar cohetes.

Afortunadamente, Fiat compensa la poca chicha del motor con un cambio con relaciones relativamente cortas que le proporcionan algo de brío en las recueparciones en segunda y tercera pero se ha olvidado de meterle una sexta de desahogo que le habría ido que ni pintada para relajar el motor -y el nivel sonoro- en autopista y para buscar consumos de esos que el Eco:Drive Live aplaudiría con entusiasmo.

Nuestra prueba arrojó un gasto medio de 6,5 litros, una cifra que, sin ser mala, tampoco es todo lo buena que podría ser ya que el motor en sí gasta poco pero como hay que usar el cambio para revolucionarlo a menudo, acaba pasando factura. Lo dicho, el 500L de 105 CV, con su sexta marcha y sus 20 CV adicionales, posiblemente gaste menos pese a tener un consumo homologado ligeramente superior.

Por lo que respecta al comportamiento, este 500L es un coche muy agradable de conducir que transmite una sensación de tranquilidad y bienestar al volante. Esto es algo difícil de explicar pero voy a intentarlo. Es una sensación, que quede claro, que he tenido también con otros coches, entre ellos el Nissan Cube.

Que este no es un coche deportivo me parece obvio pero hay además una serie de elementos que invitan a conducirlo de manera relajada. La posición de conducción alta, por ejemplo, su excelente visibilidad hacia todos los ángulos, la luz que entra en el habitáculo, el confort de los asientos y el que proporciona la suspensión... además, lógicamente, del rendimiento del motor. Todo te lleva a circular con tranquilidad y disfrutando del viaje.

Y lo curioso es que el 500L tiene un comportamiento muy convincente. No es muy vivo ni destaca por su agilidad -más por motor que por chasis- pero por ese mismo motivo, es un coche que se conduce con agrado y que no plantea problemas. Es subvirador pero sin exagerar, tiene una dirección ligera pero precisa -como la mayoría de Fiat dispone de la opción City que aumenta la asistencia en ciudad-, tracciona bien y frena también muy bien. Y, sobre todo, no tiene el desagradable efecto rebote del eje trasero de su hermano pequeño, el 500.

La sensación es la de llevar un coche seguro, confortable y, pese a su motor, pensado para viajar en familia. Por tanto, es un coche que puede funcionar perfectamente como segundo coche familiar pero también como único vehículo del hogar, en este caso, y por habitabilidad, mejor incluso que la mayoría de sus rivales.

El precio de esta versión es de 18.300 euros. Se trata del acabado base, el único disponible hasta la llegada del más equipado Lounge de la que os dimos cuenta hace unos días aquí. De salida, el coche tiene todo aquello que se le puede pedir con airbags frontales, laterales y de cortina, control de estabilidad y de tracción, control de crucero, aire acondicionado, asiento trasero corredizo, equipo de audio con pantalla táctil, USB y Bluetooth y llantas de aleación.

Para que estuviera completo, le faltarían los elevalunas traseros eléctricos (260 euros), el ya mencionado tercer reposacabezas (60), el climatizador (360) y el airbag de rodillas para el conductor que, incomprensiblemente, se deja también como opción (160). Ya sabéis que siempre hemos apostado porqué los coches tengan un equipo de seguridad máximo y si Fiat es capaz de ofrecer este airbag, debería darlo de serie.

Además de las citadas hay un montón de opciones de las que os cito las más interesantes con el precio entre paréntesis; los faros antiniebla (210 euros), los sensores de aparcamiento traseros (260), el sistema de advertencia de posibles colisiones que llega a frenar el coche en los atascos (310), los cristales sobretintados (210), el techo de cristal (700), un práctico segundo espejo retrovisor interior para controlar a la prole (60), los sensores de faros y limpias (210), la rueda de recambio (160) y las llantas de 17 pulgadas (360). Los precios son normalitos y lo más caro es la pintura metalizada (820 euros) o extra-serie (460). Y cuidado ya que todas son de un tipo u otro salvo el color rojo. Y las combinaciones bicolor -techo contrastado- se pagan también a 820.

Cabe resaltar que ahora mismo, Fiat ofrece una promoción para este coche que lo dejaría en 16.875 euros, en rojo y sin opciones. Al decuento de 1.300 euros puede sumarse otro de 1.000 más si se entrega un coche a cambio, 1.000 más si ese coche puede acogerse al plan Pive y otros 1.000 si se financia con la financiera de la marca, caso en que además, se obtienen cuatro años de garantía. Las condiciones, por tanto son francamente buenas porqué el precio final, con todos esos descuentos sería de 13.875 euros.