En los últimos años, los coches eléctricos han ganado popularidad y se han convertido en una opción atractiva para muchos conductores, aunque todavía estén lejos -cada vez menos, eso sí- del alcance del gran público. Centrándonos en el lado positivo, los automóviles impulsados por motores eléctricos ofrecen interesantes beneficios tanto para sus propietarios como para el medio ambiente, de manera que en este artículo vamos a contaros cinco razones por las que deberíais considerar un coche eléctrico como vuestra próxima opción de transporte personal o familiar.
1. Etiqueta CERO de la Dirección General de Tráfico
Todos los automóviles puramente eléctricos dan acceso a la etiqueta medioambiental Cero, que permite beneficiarse de incentivos fiscales y económicos como exenciones del impuesto de circulación, bonificaciones parciales o totales en peajes, aparcamiento gratuito o a precios reducidos en “zona azul” (áreas de estacionamiento regulado), subvenciones y ayudas a la compra (plan Moves III) y, por supuesto, acceso sin restricciones a las ZBE (Zonas de Bajas Emisiones) ya existentes o en proceso de implantación. Para muchos, este distintivo será, más que la razón número uno, la razón número “cero” para decidirse por un coche eléctrico.
2. Ahorro de dinero (a la larga)
Aunque los coches eléctricos de baterías suelen tener un precio inicial mucho más elevado que los automóviles híbridos y, sobre todo, los de gasolina o diésel, pueden generar un ahorro significativo a largo plazo. La electricidad utilizada para cargar un coche eléctrico es -por el momento- mucho más barata que la gasolina o el gasóleo, sobre todo si tenemos la posibilidad de cargar el coche en una instalación doméstica; y dado que los sistemas de propulsión eléctrica son más simples por concepto e integran menos piezas móviles, su mantenimiento puede espaciarse en el tiempo y con un coste por revisión más asequible a priori.
3. Motores potentes, conducción silenciosa
Los coches eléctricos destacan por su comportamiento suave y silencioso. Los propulsores de esta categoría proporcionan una aceleración instantánea y una rapidísima respuesta al pedal del acelerador. Su entrega inmediata de par, disponible al completo casi desde el inicio de la marcha, brinda al conductor una experiencia sorprendentemente ágil con la ventaja añadida de que estos motores apenas generan ruido en funcionamiento (apenas un característico silbido al que, siguiendo la normativa europea, se añade un sonido artificial dirigido al exterior mientras el vehículo circula a baja velocidad).
4. Eficiencia energética
Es cierto que las baterías de gran tamaño y capacidad que instalan los automóviles 100% eléctricos conllevan un claro incremento de peso total del vehículo, lo que desemboca inevitablemente en un mayor consumo. Sin embargo, y a modo de compensación, la eficiencia es un punto a favor de los coches eléctricos, ya que son capaces de convertir en movimiento una mayor proporción de la energía disponible (en este caso, como energía química almacenada en la batería). Además, estos vehículos disponen de sistemas de recuperación de energía cinética que aprovechan las fases de deceleración y frenada para recargar la batería y, con ello, incrementar la autonomía de conducción.
5. "Sostenibilidad" ambiental
Finalmente, otra razón de peso a la hora de optar por un coche eléctrico es su contribución a la sostenibilidad del medio ambiente. Si bien la fabricación de los automóviles de esta categoría está lejos de ser limpia, los motores eléctricos no generan emisiones contaminantes durante la circulación (a diferencia de los de combustión interna, cuyos sistemas de escape lanzan a la atmósfera dióxido de carbono y óxidos de nitrógeno que contribuyen al cambio climático y a la contaminación del aire); de manera que, desde el momento en el que salen “por la puerta del concesionario”, ya podemos considerarlos como vehículos limpios.
Dejad de engañar a la gente, el coche electrico es un TIMO.
Claro tronco, es mucho mejor un Ford T de 1907. Eso sí que era un coche