¿Listos para el Mundial de Brasil?
Coincidencia o no, lo cierto es que el Mini Paceman GoalCooper no ha sido el único modelo presentado hoy para calentar el ambiente de cara al próximo Mundial de Fútbol. Así, el nuevo Opel Astra Copacabana se viste con los colores de Brasil, dibujando unas vistosas líneas tricolor que recorren el lateral de su carrocería. El techo se convierte además en bandera del país sudamericano.
Pero lo más interesante de esta edición limitada del Opel Astra se encuentra en su interior. Y empieza por el sonido del claxon, para el que podremos elegir entre la apropiada música de samba y un no menos oportuno trompeteo de vuvuzuelas. A través de la pantalla multifunción podremos repasar los mejores partidos de la selección brasileña; y si no nos conformamos con mirar, también podremos jugar al videojuego de fútbol incorporado, con mando de PlayStation y todo.
Como estar a pie de campo (o más bien sobre él)
Los asientos han sido diseñados para acercarnos al ambiente del estadio durante un partido del Mundial: más que en la grada, nos sentiremos dentro de la misma cancha, ya que en vez de tela o cuero se ha empleado césped natural para recubirlos. Y en vez de alfombrillas, se ha empleado arena de la mismísima playa de Copacabana para masajear nuestros pies.
Para finalizar, un detalle refrescante. Si al llegar a vuestro destino os apetece saborear la bebida más famosa de Brasil, podremos hacer uso de unos magníficos dispensadores de caipirinha y cubitos de hielo. Puro Brasil.
* Por si no habéis caído en la cuenta, hoy se celebra el April Fools’ Day, el equivalente en muchos países de nuestro día de los... ¡inocentes!
jajajaj El MINI pero de los pobres. Según el perfil del espectasor futbolero, creo que el coche que más se demandaría seria un Dacia o un C4; y para LOS MAS AVENTUREROS, un Junday o un C4 aircross. Mientras los futbolistas ganan millones y millones, los forofos, con sus mediocres vidas, los idolatran, comprando los Jundays de la selección. Qué patético que un país como el nuestro esté más preocupado por el arbitraje del Farsa que por la propia economía.