Temblad deportivos, temblad...
Recuerdo cuando aparecieron los primeros bocetos sobre el F-Type, unos bocetos que anticipaban algo grande, algo que Jaguar necesitaba sí o sí. Más tarde se presentó en el Salón del Automóvil de París 2011 y me cautivó, convirtiéndose posiblemente en el descapotable que me compraría si tuviese tal cantidad de dinero. Posteriormente apareció la versión Coupé, prácticamente igual que el cabrio pero con techo, e igualmente espectacular.
Ya te hemos hablado bastante del F-Type, tanto en una como en la otra carrocería, y lo hemos probado a fondo para contarte nuestra opinión personal. Aquí puedes toda la información sobre este modelo: Jaguar F-Type. Sin embargo te recomiendo que le eches especial atención a esta completa videoprueba que realizó Joan Dalmau sobre la versión F-Type S V6 3.0.
Hoy nos centramos en la variante más prestacional de toda la familia, se trata del F-Type R Coupe, un auténtico felino con las garras bien afiladas y unos colmillos preparados para devorar cual carretera se le ponga por delante.
Bajo el capó esconde un motor 5.0 V8 sobrealimentado que entrega la friolera cifra de 550 CV y 680 Nm de par máximo a las ruedas traseras, que le permite alcanzar la barrera simbólica de los 300 km/h y que no puede rebasar porque está limitado electrónicamente.
Pero… ¿sabéis que es lo mejor de todo? Su precio. Por unos 120.000 euros, si los tienes claro, te llevas a casa uno de los deportivos del momento. Por esa cantidad de dinero pocas opciones con una potencia similar tienes para elegir. El rival más directo es el Nissan GT-R, que con sus 550 CV y un precio de 107.000 € es la otra opción “barata” entre los grandes deportivos de más de 500 caballos, seguido por el BMW M6 que ya "pica" un poco más.
Diseño cautivador
El F-Type Coupé plasma toda la esencia de aquél concept car llamado C-X16. Prosigue con la visión del prototipo al ofrecer un habitáculo retrasado hacia la parte posterior, con una línea de techo baja y estilizada, un capó largo y una zaga tremendamente dinámica. No está de más recordar que la variante descapotable ganó el premio World Design Car of the Year 2013 por su bonita estampa.
El desafiante frontal, con una gran toma de aire central y otras dos en forma de branquia de tiburón a los costados refleja fielmente el carácter deportivo de este cupé. Las luces delanteras de xenón, con una tira LED para cada faro a modo de luz de día, le otorgan una mirada penetrante cuando circula por carretera. Tampoco hay que olvidarse del pequeño anagrama "R" situado en la calandra, el cual nos informa que estamos ante el F-Type más prestacional. Éste también la podemos encontrar en la parte trasera.
Precisamente detrás es donde este modelo echa el resto. La pronunciada caída del techo desemboca en el extremo del portón trasero, creando así una línea muy aerodinámica. Justo en el extremo se encuentra el alerón retráctil que se activa automáticamente al superar los 110 km/h y se oculta por debajo de los 70 km/h. Personalmente pienso que uno de mayor tamaño y un más estético le hubiese quedado mucho mejor. El resto de elementos, difusor, salidas de escape y grupos ópticos son como los de la versión V8 del cabrio.
Si os fijáis bien, el Coupé no tiene pilares B. Los ingenieros de Jaguar se las han apañado para dotarle de la dureza necesaria añadiendo una solución de aluminio de alta resistencia desde la parte frontal hasta la parte posterior de la caída del techo para garantizar una respuesta precisa y la rigidez torsional que merece un deportivo de estas características. Muchas partes del chasis y de la carrocería, como por ejemplo los paneles de las puertas, son de este mismo material, resistente y ligero a la vez.
Nos trasladamos al interior. El expresivo habitáculo rebosa deportividad por los cuatro costados y un excelente nivel de acabados en todos sus materiales, botoneras, tiradores y ajustes de los elementos. Me ha gustado especialmente el tacto que ofrece el cuero del salpicadero en contraste con una consola central en símil de fibra de carbono.
Los asientos deportivos del F-Type R son geniales. Tienen un diseño de semi-backet, con los reposacabezas integrados, y ofrecen una de las mejores regulaciones eléctricas que he podido probar en este tipo de coches. Con los mandos situados en la puerta se puede ajustar prácticamente todo, hasta el ajuste de los grandes flancos laterales que pueden abrazar fuertemente para que el conductor no se mueva ni un milímetro si se aventura a rodar fuerte en circuito.
Detalles como el de los difusores de aire centrales, que emergen de lo alto de la consola al encender el coche, nos recuerdan que estamos sentados en todo un Jaguar. El volante tiene un tacto exquisito. Ofrece unos surcos bien pronunciados para colocar los dedos a la altura de las levas del cambio y un diámetro del aro tirando a pequeño y muy manejable. Como de costumbre en los vehículos con aspiraciones deportivas el volante está achatado en su parte inferior, un hecho que dificulta realizar rápidos contravolantes si la acción lo requiere. Para los que no nos gustan este tipo de volantes también se ofrece uno completamente circular.
Como sistema de infoentretenimiento monta una pantalla táctil de ocho pulgadas en la que poder visualizar y toquetear todos los clásicos sistemas, como el navegador, el equipo de audio o la conectividad con el teléfono móvil. Además también incorpora otras opciones extra como el cambio del color ambiente del interior, el ajuste del modo dinámico personalizado o una pequeña telemetría (cronómetro, visualizador de las fuerzas G y nivel de presión en el acelerador y el freno).
Al abrir el portón trasero eléctrico -es una de las opciones que montaba nuestra unidad- nos encontramos con un maletero a simple vista pequeño, aunque Jaguar le homologa 407 litros de capacidad total, que en realidad no está mal. El secreto lo encontramos bajo el piso, con un profundo hueco que nos permite separar la carga más frágil del resto.
El jaguar vuelve a rugir
Bajo el largo capó, que por cierto se abre al revés que la mayoría de vehículos, se esconde un poderoso V8 5.0 sobrealimentado por compresor con una potencia de 550 CV y unos interesantes 680 Nm de par máximo. Entre sus cualidades cuenta con una aceleración en el 0 a 100 en apenas 4,2 segundos y una velocidad punta de 300 km/h limitados electrónicamente que lógicamente no pude comprobar ni en circuito.
Este propulsor tiene la virtud de empujar muy fuerte desde abajo y estirarse cada vez más a medida que suben las revoluciones del motor hasta prácticamente las 7.000 vueltas. Se asocia a un cambio automático ZF de ocho velocidades que brilla por su rapidez de cambio y una excelente gestión de las marchas en función de la presión ejercida en el acelerador. Además tiene con un escalonamiento más cerrado que en del resto de la gama F-Type para mejorar las prestaciones.
Junto a la palanca del cambio se encuentra el selector dinámico. Hay tres programas para elegir: normal, lluvia y condiciones desfavorables y el Dynamic Mode. Con el primero la entrega del par es mucho más suave y nos ayudará a circular por carreteras deslizantes con un mínimo de garantías. En la configuración normal, por defecto cuando se enciende el motor, gestiona de forma automática la dureza de las suspensiones según la vía y el tipo de conducción y el cambio se comporta de forma normal, con engranajes suaves y priorizando en cierta medida el confort.
El Dynamic Mode lo transforma por completo. Como si estuviera poseído por un alma rescatada de lo más profundo de los infiernos nos ofrece la posibilidad de exprimir todo el potencial de su chasis y motor. Las suspensiones se endurecen considerablemente, la respuesta del acelerador es mucho más rápida, la caja de cambios no subirá una marcha más hasta que no alcance las 7.000 rpm –a no ser que elijamos la opción de cambiar con las levas-, la dirección es más directa y el sonido del escape sube de decibelios.
Como en otros deportivos, el F-Type incorpora un sistema en el escape que amplifica el sonido a voluntad del conductor. Se activa automáticamente con el modo de conducción más deportivo y también puede seleccionarse manualmente con un botón situado en la consola. Personalmente pienso que se ha exagerado en exceso. Al soltar gas escupe unos atronadores petardeos, un poco artificiales, como si de un sistema de escape libre se tratase.
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Como ya os contamos en la primera toma de contacto en el circuito de Motorland, el F-Type R Coupe incorpora un Diferencial Electrónico Activo EAD con control de reparto de par en curva Torque Vectoring. Ambos trabajan conjuntamente para proporcionar una excelente estabilidad en conducción dinámica garantizando la seguridad de sus ocupantes.
Cuenta de serie con el sistema de frenado Super Performance de Jaguar, que consta de discos de 380 mm delante y 376 mm detrás, con pinzas de color rojo –los que montaba nuestra unidad-. Opcionalmente también pueden equiparse unos frenos carbono-cerámicos más grandes, muy recomendables si vamos a someter habitualmente al deportivo a tandas en circuito.
Desenfreno en Castellolí
La mayoría ya conoceréis el circuito de Parcmotor Castellolí, es el trazado que usamos habitualmente para realizar las pruebas de los modelos más deportivos del mercado y que habréis visto en varias de nuestras videopruebas. Castellolí es un circuito peculiar, con curvas enlazadas, unas rápidas, otras más lentas, con un ángulo de casi 180º y una parabólica en subida rapidísima que acaba escupiéndote hacia afuera si te pasas con el gas o no la trazas bien.
A nosotros nos sirve mayormente para comprobar dónde está el límite de cada modelo, el límite sobretodo en curva, porque las dos rectas que tiene no son lo suficientemente largas para alcanzar las velocidades que pueden coger estos bólidos.
Nos tomamos una mañana de pruebas a fondo buscándole las cosquillas al F-Type R, algo que no nos costó demasiado encontrar. Comenzamos con un par de vueltas a ritmo tranquilo, para ir calentando. Calentando neumáticos y calentándose uno mental y físicamente. Empezamos a cogerle ese feeling necesario para lanzarse a rodar rápido.
Las primeras vueltas con el Dynamic Mode conectado empiezan a ser divertidas. Asusta a la velocidad que es capaz de pasar las curvas, pero más lo hace al salir disparado de ellas al pisar a fondo el acelerador. El sonido cuando se sobrepasan las 5.000 vueltas es atronador y empiezas a sentir toda la furia del V8 transmitiéndose a las ruedas traseras sin concesión.
El F-Type R transmite tanta confianza que empiezo a notar los efectos del ESP cuando lo fuerzo a propósito a pasar alguna curva por encima de los límites de la física. El sistema se encarga de mantener en todo momento el coche sobre raíles y permite realizar algún que otro derrape, controlado, hasta que detecta que la situación se nos puede ir de las manos.
Después de darme unas vueltas en las que me parece ir rápido, muy rápido, desconecto por completo el ESP y me dispongo a pilotar de verdad, sin ayudas, con el cambio en posición Sport y gestionándolo con las levas del volante a mi antojo.
La seguridad que transmite sigue estando presente, además se me antoja un coche muy previsible en sus reacciones. Tiende a perder la trasera de forma descarada ante cualquier presión de más en el acelerador, sin embargo es muy fácil aguantar la trazada y aprovecharse de esta circunstancia para acabar de redondear las curvas mientras se realiza un correcto contravolante. Es un espectáculo para la vista ver a esta bestia vestida con traje de fiesta deslizarse de costado, quemando neumáticos, y encarar una nueva recta a toda velocidad.
Como os he comentado anteriormente Jaguar ofrece en opción unos frenos carbono-cerámicos de mayores prestaciones, destinados especialmente al cliente habitual de los circuitos. Y bien hacen, porque los nuestros acabaron echando más humo que una barbacoa a pleno rendimiento e iban perdiendo mordiente a medida que pasaban las vueltas. Los carbono-cerámicos cuestan alrededor de 12.000, casi nada, pero deberían ser considerador por los más entusiastas. Al fin y al cabo ¿qué son 12.000 euros sobre 120.000…?
Creo que nunca me lo había pasado tan bien probando un coche en circuito. Y aunque por aquí también me he dado unas vueltas con algunos bichos de cuidado, como el Nissan GT-R (ver prueba), posiblemente más efectivo en este circuito en particular, las sensaciones al volante que transmite el Jaguar están a años luz del japonés.
En carretera abierta es una delicia. Tiene tanto aplomo que no es fácil despistarse y haber sobrepasado el límite de velocidad de la vía en treinta o cuarenta kilómetros por hora de más sin querer.
La sensación al volante es de esas que marcan. Tan pronto te encuentras viajando tranquilamente por autopista, disfrutando del confort que aporta el modo normal, como de golpe te aventuras a subir un puerto de montaña de forma “ligera” –para que nos entendamos- con la configuración deportiva. Es claramente un coche de fin de semana. Tras una semana de pruebas con el F-Type R Coupé el ordenador de a bordo reflejaba unos interesantes 17 l/100 km de media. Si se es bondadoso con el gas se pueden conseguir medias cercanas a los 12 o 13 litros, aunque esto debería ser lo de menos.
Valoración personal
Como en la mayoría de modelos que nos ceden las marcas para que podamos ofreceros estas pruebas el Jaguar también montaba con algunos extras adicionales, algunos de los cuales no puedo entender cómo no vienen de serie. En este selecto grupo encontramos: limpiaparabrisas con sensor de lluvia (225 €), climatizador bizona (429 €), encendido automático de las luces (521 €) y el acceso y arranque sin llave (643 €). Al menos estos entiendo que en principio ya deberían venir incorporados...
Los demás equipamientos opcionales que añade son el techo panorámico de cristal (1.327 €), las llantas Cyclone Silver de 20 pulgadas (868 €), la apertura y el cierre del maletero eléctrico (602 €), el control de crucero con limitador de velocidad (418 €), el navegador (3.378 €) y el paquete Seat Memory Pack (1.939 €) que incluye la columna de dirección ajustable eléctricamente con memoria, los retrovisores exteriores con ajuste y plegado eléctrico y los asientos delanteros eléctricos con 14 ajustes y memoria. Sumando precios nos salen unos 8.000 euros en extras.
En total nos hemos plantado prácticamente en los 127.000 euros, un precio que aún sigue por debajo de la gran mayoría de deportivos de su categoría y posiblemente mejor equipado.
Muchas veces, mis amigos y familiares, me hacen la pregunta del millón: Si pudieras… ¿tú te lo comprarías? En ocasiones vacilo, lo pienso, pongo los pros y las contras en una balanza mental, estudio la situación y también valoro si existen otras opciones en el mercado que puedan estar mejor. Intento justificar mi decisión. En este caso la respuesta sería contundente y al instante: ¡por supuesto!
Desconozco las virtudes del resto de los integrantes de la gama F-Type, que por lo que me han contado no se le quedan demasiado atrás –no los he podido probar-, así que centrándome exclusivamente en la variante R Coupé que he conducido durante una semana debo reconocer que este coche me ha robado el corazón, y lo recomendaría sin ninguna duda a quien me pidiese opinión. Gracias Jaguar. Gracias por volver a hacer deportivos como Dios manda.
Un cohete con un precio razonable por lo que nos llega a ofrecer,divertido,seguro y con personalidad propia,me encanta!!